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Editorial

El efecto perverso de los módulos o…del trabajo a destajo.

Tiempo de lectura: 2 min



Editorial

El efecto perverso de los módulos o…del trabajo a destajo.

(Imagen: María Jesús del Barco)



 

¿Hay algo más contradictorio en sí mismo que realizar un trabajo intelectual a destajo? Pensemos por un momento en que tuviéramos que redactar todas las demandas o recursos por sistema ya finalizado el plazo, gracias a la posibilidad que brinda el articulo 135 de la LEC (por otro lado, a veces, salvador) porque el volumen de trabajo no deja tiempo ni para respirar. O que la agenda de nuestras reuniones y/o escritos no la marcásemos nosotros, los “operarios” del asunto sino quienes se limitan a vigilar el panorama sin conocimiento exacto de la dimensión y dificultad de cada tema, (porque para eso, hay que estar en contacto directo con el asunto y el cliente, no siempre fácil); y es que opinar desde la superficialidad o el desconocimiento no conduce más que a la frivolidad y al ridículo (aunque el intrépido “opinador” no sea consciente del efecto que muchas veces provoca su perniciosa intervención).
Ni que decir tiene que con ese modus operandi el coste de estrés es mucho mayor pero, con todo, quizás no sea eso lo más decisivo, sino el riesgo que se corre de cometer errores importantes al no reservar al escrito de turno el tiempo adecuado para calibrar el qué se dice y cómo se dice. Como si lo  importante fuera sacar trabajo al margen de si se hace bien o mal. Cubrir el expediente que se llama en sentido estricto.  La mayoría de los despachos de abogados tienden a organizar el trabajo de sus letrados para optimizar esfuerzos y resultados, conscientes de que lo importante es preservar al mejor letrado para lo difícil sin quemarle con gestiones o trámites que pudieran hacer otros.  Pero, hay algunos que………………….



Algo parecido está pasando en los Juzgados. Como la Justicia no funciona, en vez de afrontar reformas estructurales de una vez, se inventan  un sistema de módulos en el que lo importante es que los Jueces “saquen” tal número de sentencias al año sin valorar la calidad de las mismas. Se les coloca el “san benito” de que no trabajan lo suficiente (por supuesto, que los habrá, como en todas partes) y el que no los cumpla es sencillamente un “vago redomado”.  El caso es siempre buscar un culpable de los males de la Justicia y este, como no, son los abogados y los jueces preferentemente. Unos porque recurren sin tener que hacerlo (se da por supuesta, la ironía, por favor); de ahí el recuperado depósito para recurrir con la única finalidad de ser elemento disuasorio;  y otros, últimamente se llevan el protagonismo casi en exclusiva, porque no trabajan lo suficiente (vuelva a tenerse presente la ironía),  ante lo que hay que espolearlos con amenazas de sanciones si no cumplen unos mínimos de cantidad, no de calidad. En ese estado de cosas, nos dicen en general los profesionales de la Justicia que cada vez les cuesta menos rendirse a la desmotivación y a la resignación.
¡Qué pena! Tanto esfuerzo para esto………………………………………………………..

Soraya Callejo
Directora de Economist & Jurist



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