La Segunda Oportunidad llega al sector agrícola: perdonada una deuda de más de 300.000 euros contraída tras intentar salvar un negocio familiar
La familia tuvo que solicitar varios préstamos por la escasa producción e ingresos obtenidos durante varias campañas consecutivas

(Imagen: E&J)
La Segunda Oportunidad llega al sector agrícola: perdonada una deuda de más de 300.000 euros contraída tras intentar salvar un negocio familiar
La familia tuvo que solicitar varios préstamos por la escasa producción e ingresos obtenidos durante varias campañas consecutivas

(Imagen: E&J)
Los riesgos a los que se enfrentan los empresarios no son pocos y varían según cada sector. En el caso del agrícola, los agricultores ven como cada año su producción final no es siempre la misma, siendo en algunas ocasiones insuficiente debido a los riesgos climáticos, plagas y enfermedades de cultivos, etc., por lo que el retorno económico no siempre es positivo.
Un caso real de estos problemas a los que se enfrentan los empresarios del sector agrícola y las inminentes consecuencias económicas que ello conlleva es el de un matrimonio de Lérida: el hombre, dueño de un negocio agrícola familiar, pidió a su mujer que avalara los préstamos necesarios para salvar la empresa tras varias campañas sin apenas producción debido a las adversidades climatológicas. La mujer lo hizo, pero los intereses generados por dichos préstamos se volvieron en su contra, siendo difíciles de asumir. Como consecuencia de ello el matrimonio acumuló una deuda de 316.654 euros.
Sin embargo, por suerte y gracias al mecanismo de la Segunda Oportunidad, esta familia puede hablar de esa deuda en pasado. Pues recientemente el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Lleida ha perdonado esa deuda a la mujer. El juez le ha concedido la exoneración del pasivo insatisfecha tras constatar que se trata de una deudora de buena fe y, por tanto, puede acogerse a la Ley de la Segunda Oportunidad.

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Marta Bergadà, socia fundadora del despachos Bergadà Abogados, boutique legal especializada en Derecho concursal y que ha llevado la defensa legal de esta deudora de buena fe, señala a E&J la importancia de la Ley de la Segunda Oportunidad para poder empezar de cero libre de cargas económicas, así como la importancia de conocer las herramientas legales disponibles en situación de sobreendeudamiento. “Dicha normativa puede devolver la dignidad financiera a personas que han actuado de buena fe (…) La Ley de la Segunda Oportunidad está diseñada precisamente para ofrecer una vía de salida a personas físicas, autónomos y particulares que, tras intentar cumplir con sus obligaciones, ya no pueden hacer frente a sus deudas. Difundir esta ley y su importancia es clave para que más personas que lo están pasando mal puedan dejar atrás una historia cargada de sufrimiento por las deudas y empiecen de nuevo con un futuro esperanzador”, afirma la letrada.
Asimismo, Marta Bergadà reflexiona sobre los avales al decir que “muchas personas firman sin conocer realmente el alcance de esa responsabilidad. Avalar una deuda no es un simple trámite, ya que te compromete legal y económicamente como si fueras el prestatario principal. Este caso pone de manifiesto la necesidad de estar bien asesorado antes de tomar decisiones que pueden comprometer el futuro financiero de toda una familia”.
Muchas familias se encuentran en situaciones financieras similares
En el presente caso, el negocio del marido está centrado en el sector agrícola, concretamente en los olivos y en el cereal. Encadenó tres campañas consecutivas sin apenas producción debido a las condiciones climáticas adversas, por lo que se vio en la necesidad de solicitar préstamos para poder salvar el negocio. La mujer, por su parte, mujer empezó actuando como avalista en dichos préstamos, pero con ánimo de ayudar con el negocio familiar que generaba el sustento de su familia, actuó también como titular en algunos de ellos conjuntamente con su marido.

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Según explican a este medio desde el propio despacho, a pesar del trabajo diario en el campo, los pocos beneficios que generaron fueron para hacer frente a los pagos y a los trabajadores. A ello se sumó el hecho de que los pagos se fueron atrasando y ningún banco quiso renovarles la póliza que tenían, así que decidieron pedir préstamos, siendo la mujer la avalista en la mayoría.
Según, Marta Bergadà, “avalar estos préstamos fue un acto de solidaridad y compromiso con el proyecto familiar. Ella no tenía ingresos propios y se volcó en apoyar el negocio, pero los intereses acumulados terminaron por asfixiar completamente su economía personal”.
Y aunque es cierto que algunos préstamos ayudaron a mantener el negocio durante un tiempo, los intereses resultaron inasumibles. Sin ingresos propios, la mujer quedó atrapada en una espiral de deudas, ya que éstas dejaron a la fuente de ingresos de su familia sin margen para obtener beneficios.
