Cómo crear una biblioteca de errores útiles que fortalezca la práctica del despacho
Registrar los fallos reales, desde cláusulas confusas hasta defectos procesales, y revisarlos periódicamente convierte los errores en una herramienta de aprendizaje colectivo
(Imagen: E&J)
Cómo crear una biblioteca de errores útiles que fortalezca la práctica del despacho
Registrar los fallos reales, desde cláusulas confusas hasta defectos procesales, y revisarlos periódicamente convierte los errores en una herramienta de aprendizaje colectivo
(Imagen: E&J)
En los despachos de abogados, los errores son un tema incómodo. Se esconden, se silencian o, en el mejor de los casos, se corrigen con discreción. Sin embargo, en los entornos más avanzados —tanto jurídicos como empresariales— los fallos se documentan, analizan y transforman en conocimiento compartido. De esa filosofía nace el concepto de “biblioteca de errores útiles”, un repositorio interno donde el bufete recopila, de forma sistemática, los errores cometidos en escritos, contratos o procedimientos para que no se repitan y sirvan como base de aprendizaje práctico, especialmente para los abogados más jóvenes.
La idea no es señalar culpables, sino convertir los tropiezos en experiencia acumulada. En la práctica, consiste en registrar brevemente cada error detectado: una cláusula mal formulada, una fecha de plazo calculada incorrectamente, un documento enviado con formato inadecuado o incluso una omisión en una comunicación procesal. Estos casos se guardan en una base de datos interna o carpeta compartida, junto con una descripción del error, su causa, su impacto y la solución aplicada. Cada entrada se trata como una “ficha de aprendizaje” más que como un expediente disciplinario.
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