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Filantropía en tiempos de covid19

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Filantropía en tiempos de covid19



La pandemia que azota a nuestro país está suponiendo un elevado peaje en número de fallecidos. Un drama que a fecha de hoy dista bastante de haber finalizado, pese al enorme esfuerzo de nuestros profesionales sanitarios y pese a los enormes recursos presupuestarios que se destinan a luchar contra la enfermedad. Todos estamos llamados a ayudar, de una u otra forma, para superar este trance de la mejor manera posible.

En este sentido ya han podido observarse donaciones de particulares y empresas que ayudan a financiar el esfuerzo público en la lucha contra el virus. Toda ayuda es bienvenida, sea en dinero, sea en forma de respiradores, mascarillas, geles desinfectantes, equipos médicos y similares. El virus no conoce edad, sexo, religión ni clases sociales. Castiga a todos por igual. Así que esta filantropía redunda en beneficio de todos.



En esa lucha desigual contra la enfermedad conviene recordar a los contribuyentes que las donaciones de personas físicas son de vital importancia, con independencia de su importe. El micromecenazgo acaba siempre sumando cantidades relevantes, y no está de más recordar también que las donaciones permiten una deducción fiscal en el IRPF del 75% del importe donado hasta los 150,00 Euros y del 30% sobre el importe que exceda de esta cifra. No hay que ser titular de un gran patrimonio para poder donar, eso queda claro.

Las empresas tampoco deberían quedarse atrás. Seguramente con el parón económico derivado del estado de alarma algunas entidades tendrán más facilidades que otras. En todo caso, las donaciones empresariales disfrutan de deducciones del 35% en su factura fiscal, con independencia de que las mismas se materialicen en efectivo o en bienes y derechos. Si a alguna empresa le preocupa no aplicar ese beneficio fiscal en un ejercicio que se prevé complicado al tener que lidiar con pérdidas, tampoco conviene desilusionarse: el beneficio fiscal no aplicado en 2020 podrá aplicarse dentro de los 10 años siguientes. Tiempo más que suficiente para hacer efectivo el crédito fiscal. Y también conviene recordar que, si bien bajo ciertas condiciones, están exentos del IVA a la importación los bienes destinados a la lucha del COVID19.



En esta guerra contra el virus el tiempo apremia. Los esfuerzos de los gobiernos, con independencia de su color político, son evidentes. Pero hace falta más. Se necesitan medidas legislativas para mejorar esos beneficios fiscales o para agilizarlos convenientemente. No es de recibo que las donaciones efectuadas a determinados hospitales carezcan de beneficio fiscal por su particular configuración jurídica, la cual, por lo demás, suele ser pública precisamente. Tampoco es muy ortodoxo que determinados hospitales rechacen dinero efectivo para comprar material y requieran al donante para que compre directamente el material y luego lo done al hospital. Parece que nuestra ley de contratación pública tiene algo que ver con este tipo requerimientos. Cámbiese cuanto antes la legislación, ni que sea de manera temporal mientras dura la pandemia.



Y por último recalcar que esta situación nos sobrepasa a todos. Convendría declarar el 2020 y la lucha contra el virus acontecimiento de excepcional interés público y poner en marcha la batería de medidas aparejadas a estos eventos o, como mínimo, declararla una actividad prioritaria de mecenazgo (ello elevaría los tipos de deducción comentados en favor de los donantes). Este país tiene que percibir que se agotan todas las posibilidades en materia fiscal para aplastar la enfermedad. Y el tiempo se agota.

Sobre los autores: Guillermo Vidal Wagner y Héctor de Urrutia Coduras son socio y asociado senior de Cuatrecasas.
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