Perdonados casi 280.000 euros a un matrimonio cuya insolvencia se inició al heredar unas deudas familiares
Y se agravó al tener que costear la compra de audífonos para la mujer y un hijo, los cuales padecen una discapacidad auditiva.
(Imagen: AEAFA)
Perdonados casi 280.000 euros a un matrimonio cuya insolvencia se inició al heredar unas deudas familiares
Y se agravó al tener que costear la compra de audífonos para la mujer y un hijo, los cuales padecen una discapacidad auditiva.
(Imagen: AEAFA)
El Juzgado Mercantil número 1 de Lérida ha perdonado 279.190 euros a un matrimonio cuya situación de insolvencia se originó al heredar unas deudas familiares, y después se vio agravada por la compra de unos audífonos para la mujer y para un hijo, los cuales padecen una discapacidad auditiva.
El juez, tras examinar el caso, ha declarado que son deudores de buena fe, por lo que ha aplicado la Ley de la Segunda Oportunidad, exonerándoles del pasivo insatisfecho. Al hombre le ha perdonado 156.306 euros y a la mujer, 122.884 euros. Un caso que ha llevado Bergadà Abogados, despacho especializado en Derecho Concursal.
Los hechos se remontan a hace ya unos 20 años, cuando el matrimonio heredó las referidas deudas familiares. «Fue entonces cuando empezaron los primeros problemas, aunque íbamos cumpliendo de forma puntual con los pagos a los acreedores. Eso sí, lo hacíamos con mucho sufrimiento y cada vez teníamos más el agua al cuello», señalan los protagonistas de esta historia, que han estado asistidos por la abogada Marta Bergadà, socia fundadora de Bergadá Abogados.
Según explican, todo se complicó hace unos 10 años, cuando pidieron un crédito personal para hacer frente al pago de audífonos para la mujer y posteriormente para uno de sus dos hijos.
«La mujer tiene actualmente reconocida una discapacidad del 38%, pero en el momento de su compra todavía no se la habían concedido, por lo que el matrimonio tuvo que correr con los gastos sin ningún tipo de ayuda. En el caso del hijo, sigue en proceso los trámites burocráticos para el reconocimiento del déficit auditivo», explica a Economist & Jurist su abogada.
De este modo, el matrimonio vio cómo los gastos del núcleo familiar iban creciendo debido a los diversos pagos a los tenía que hacer frente y a la vida cotidiana. «Siempre intentamos pagar lo que debíamos, haciendo lo imposible, pero íbamos ahogados. Además, nunca pedimos dinero a familiares ni conocidos, por lo que fueron muchos años de sufrimiento», indican.
Además, hace unos cuatro años el hijo mayor empezó sus estudios universitarios lejos de Lérida, lo que se tradujo también en más gastos por el pago del alquiler del piso de estudiantes, más el dinero necesario para su sustento, como alimentación o transporte. El hijo menor también ha comenzado este año en la universidad.
«Nuestros hijos siempre han estado al día de lo que nos sucedía y en cuanto pudieron se pusieron a trabajar para ayudarnos, compaginándolo con los estudios. Cuando el mayor empezó la universidad los gastos se multiplicaron, pero le dijimos que no se preocupara y que haríamos lo que hiciera falta para que no le faltara de nada. Cuando el pequeño aprobó la selectividad, pensamos inicialmente que no podría ir a la universidad, pero decidimos que si ese era su objetivo haríamos lo que hiciera falta para que se cumpliera», indica la pareja.
Marta Bergadà destaca que este matrimonio «estaba en una situación de extrema delicadeza, pero siempre intentaron luchar por salir adelante y, sobre todo, que los sueños de sus hijos se cumplieran».
Su situación económica se vio agravada por varias enfermedades y bajas, por lo que tuvieron que pedir más préstamos personales. «A lo largo de los años han vivido numerosas adversidades que les han pasado factura», indica Bergadà. Incluso llegaron al extremo de pensar en separarse.
El matrimonio intentó una refinanciación y una ampliación de la hipoteca de su vivienda, pero les fueron denegadas. «A mediados del año pasado fui al banco en busca de una solución y la respuesta fue que me buscara la vida», apunta el hombre.
Según informa, comenté a un compañero de trabajo, y gran amigo, su situación y le comentó que un familiar suyo también había pasado por una situación de insolvencia y que le había llevado el caso Bergadà Abogados, logrando que se le perdonaran las deudas. Entonces, el pasado mes de enero se pusieron en contacto con este despacho, ubicado en Agramunt (Lérida) y acudieron a la Justicia.
Procedimiento rápido
Así, tras una primera reunión y comprobar que era deudora de buena fe se inició todo el procedimiento para que se les perdonaran las deudas que con los años habían ido acumulando.
«Aunque desde el despacho siempre han estado a nuestro lado animándonos e informándonos de todo, han sido unos meses duros por la incertidumbre que teníamos. Además, las llamadas de los bancos fueron una pesadilla, ya que nos llamaban a todas horas para que hiciéramos frente a las deudas, llegando al punto de llamar a familiares nuestros que no sabían nada de nuestra situación y explicárselo, o ponerse en contacto con nuestro trabajo. Era una pesadilla», relata el matrimonio.
Finalmente, el magistrado del Juzgado Mercantil número 1 de Lérida ha dictado el correspondiente auto perdonándoles la deuda.
«El momento de la llamada de Bergadà Abogados fue increíble», explica la pareja, destacando que ahora podrán vivir «mucho más relajados» y ayudar a sus hijos «con total tranquilidad».
«La vida está llena de adversidades que nos pueden hacer llegar a una situación límite, como en la que se encontraron estos clientes. Por suerte, la Ley de la Segunda Oportunidad es clara al decir que si son deudores de buena fe, se les puede exonerar el pasivo insatisfecho», declara Marta Bergadà, y hace hincapié en «la importancia de que se siga dando a conocer esta ley, para que todos aquellos que lo están pasando mal sepan que siendo deudores de buena fe, pueden quitarse de encima la pesada mochila de las deudas».