Comunidad de propietarios: la realidad prevalece sobre los estatutos
La naturaleza real del daño y la función del elemento en el edificio prevalecen sobre las cláusulas estatutarias

(Imagen: E&J)
Comunidad de propietarios: la realidad prevalece sobre los estatutos
La naturaleza real del daño y la función del elemento en el edificio prevalecen sobre las cláusulas estatutarias

(Imagen: E&J)
Cada vez son más frecuentes los fallos judiciales en España, que refuerzan la teoría, en materia de obligaciones de mantenimiento y reparación de edificios, de que la naturaleza real del daño y la función del elemento en el edificio prevalecen sobre las cláusulas estatutarias internas.
En este sentido, diversos fallos judiciales han establecido, por ejemplo, que cuando una terraza privada actúa como cubierta estructural del inmueble, los costes derivados de su deterioro, han de ser asumidos por la comunidad de propietarios, incluso en los supuestos en los que el texto estatutario de la comunidad imponga la obligación de mantenimiento de la terraza al titular de la misma.
En este sentido, es especialmente relevante un fallo de la Audiencia Provincial de Cantabria, ampliamente comentado por esta cabecera en un artículo de María González Villasevil.
La tendencia de someter el mandato de los estatutos a la realidad fáctica crece progresivamente en la determinación del derecho español. En este sentido, pero en un ámbito muy diferente como es el mercantil societario, también conviene recordar un artículo publicado en Economist & Jurist por Marc Font, en el que comenta una sentencia del Tribunal Supremo, que dice que aún en el caso de que en los Estatutos de una sociedad se establezca que el cargo de administrador es gratuito, si en realidad el administrador de la compañía recibe realmente una retribución por su función, dicha cantidad se podrá computar como tal a efectos de cumplir las obligaciones tributarias de la compañía.
De nuevo, la realidad se impone frente a lo que se dice en un texto estatutario. Esta realidad nos recuerda el viejo y sabio principio que reza “Las cosas son lo que son, no lo que se dice que son”.
