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Consejos para abogados altamente efectivos: el prestigio se adquiere con trabajo, dedicación y organización

"Cuando goza de prestigio en su especialidad, es porque ha dedicado y dedica mucho tiempo a su labor como abogado"

(Foto: E&J)

Luis Romero Santos

Socio director de Luis Romero Abogados y doctor en Derecho Penal.




Tiempo de lectura: 3 min

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Consejos para abogados altamente efectivos: el prestigio se adquiere con trabajo, dedicación y organización

"Cuando goza de prestigio en su especialidad, es porque ha dedicado y dedica mucho tiempo a su labor como abogado"

(Foto: E&J)



Cuando yo tenía dieciséis años y estaban cerca las fechas de los exámenes finales, mi padre me sugirió que me quedase en casa los fines de semana para aplicarme un poco más. Una noche, rodeado de una buena biblioteca y junto al patio que dejaba entrar el fresco y el sonido de un grillo, tomé el libro que contenía la biografía de Ramón y Cajal. Confieso la influencia que aún tiene en mi nuestro Premio Nobel para entender el sacrificio y la constancia necesarios en cualquier profesión. El científico navarro pasaba horas y horas pegado al microscopio abstrayéndose de todo lo demás porque amaba lo que hacía y tenía necesidad de investigar sin descanso. Gracias a él, la histología y la anatomía patológica avanzaron años luz.

He leído recientemente la biografía de Balzac de Stefan Zweig y la de Dickens de Ackroyd. Balzac y Dickens tenían muy bien organizadas sus jornadas de trabajo y pasaban horas y horas escribiendo: el parisino tomando torrentes de café; y el londinense dando largas caminatas a diario. Ambos triunfaron y son considerados dos de los mejores escritores del siglo XIX. Para ellos, escribir era su pasión pero además, dedicaban mucho tiempo y esfuerzo a su menester. Eso mismo hacía Santiago Ramón y Cajal.



Ahora que algunos reivindican la semana laboral de cuatro días y la jornada de seis horas, debemos advertir que la profesión de abogado requiere mucho tiempo y en los primeros años aún más. Pero no se trata sólo de echar muchas horas en el bufete sino que esas horas deben ser efectivas. Si a uno le gusta su trabajo y disfruta con lo que hace, el tiempo pasará volando.

La dedicación significa concentración en lo que se está haciendo, ocuparse intensamente de algo. Los abogados no vamos al despacho a cumplir con la jornada y al salir nos olvidamos de todo sino que seguimos siendo abogados. Trataremos a nuestra profesión, la abogacía, como a algo que amamos. Es a lo que hemos querido dedicarnos y soñábamos ser, la profesión más bonita del mundo. Por ello hemos de mimarla.



El orden es esencial para un abogado. Su agenda con sus señalamientos, vencimientos y citas, además de las demás gestiones. Su mesa ordenada, sus archivos, el bufete en general. La organización del día y de la semana nos darán la tranquilidad necesaria para concentrarnos en nuestros casos y atender a nuestros clientes.



Cuando un abogado es reconocido por otros compañeros y por otros juristas, cuando es recomendado por sus clientes a otras personas que necesitan a un abogado de confianza, cuando goza de prestigio en su especialidad, es porque ha dedicado y dedica mucho tiempo a su labor como abogado, vive intensamente su profesión y está organizado. Seguramente que ese abogado no se levanta por la mañana preocupado por no recordar si esa mañana tiene un  juicio o le vence el plazo de algún escrito o recurso, o no sabe si tiene citas en el bufete.

Ese abogado reconocido tiene perfectamente organizada su agenda y comenzará el día con un horario establecido, al igual que cuando comienza la semana aún sin mirar su agenda sabe cuáles serán sus principales ocupaciones sin perjuicio de los cambios que puedan producirse en una profesión como la nuestra.

Es como el médico, que sabe perfectamente con antelación cuáles son los días en que tiene operaciones y antes de éstas las ha preparado con meticulosidad dando instrucciones a su equipo y realizando todas las comprobaciones necesarias para que la operación sea un éxito, aunque nunca pueda estar garantizado éste. Un médico que no llevase el control de lo que hace, duraría poco en su profesión y especialidad.

La dedicación y esfuerzo a nuestra vocación tiene su recompensa cuando nos paramos a pensar y miramos hacia atrás y vemos todo lo que hemos conseguido desde que nos pusimos la toga por primera vez o aceptamos el primer caso. Caso a caso, cliente a cliente, hemos conseguido dos cosas muy importantes: dedicarnos a aquello que nos gusta y permanecer en nuestro puesto. Estamos ahí y en cualquier momento pueden llegar los éxitos profesionales. Es una gran voluntad a prueba de obstáculos.

La buena fama y reputación de un abogado solo pueden deberse a que éste se ha dedicado en cuerpo y alma a su trabajo. Pero yo no estaría de acuerdo en aplicar aquí el refrán “Cría fama y échate a dormir”, pues el buen nombre hay que mantenerlo.

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