¿Va a sustituir la IA a los abogados en el futuro? La realidad es mucho más compleja
La IA no hará obsoletos a los abogados, sino que más bien los convertirá en árbitros imprescindibles del nuevo consumo digital

El debate está en todo lo alto: ¿Se va a sustituir el abogado convencional por una máquina? José Morato no lo tiene tan claro. (Imagen: E&J)
¿Va a sustituir la IA a los abogados en el futuro? La realidad es mucho más compleja
La IA no hará obsoletos a los abogados, sino que más bien los convertirá en árbitros imprescindibles del nuevo consumo digital

El debate está en todo lo alto: ¿Se va a sustituir el abogado convencional por una máquina? José Morato no lo tiene tan claro. (Imagen: E&J)
En los últimos meses se ha repetido una idea en prensa, redes sociales y foros profesionales: “La inteligencia artificial (IA) va a sustituir a los abogados”. El argumento parece sencillo: si una IA es capaz de redactar un contrato, un escrito o una reclamación, ¿para qué seguir contando con abogados humanos?
Sin embargo, esta visión es simplista. La realidad es que la IA no va a eliminar la necesidad de abogados. Al contrario, está generando un nuevo escenario en el que la función del jurista se vuelve más estratégica que nunca.
La democratización de las reclamaciones
Hasta hace poco, un consumidor necesitaba conocimientos jurídicos, tiempo y recursos para formular una reclamación sólida. Hoy, con la ayuda de la IA generativa, cualquier persona puede redactar en minutos un escrito con estructura impecable, citas normativas y un lenguaje técnico que antes solo estaba al alcance de especialistas.
Esto tiene dos consecuencias directas para las empresas:
- Mayor volumen de reclamaciones: los departamentos de atención al cliente reciben cada vez más escritos.
- Mayor sofisticación aparente: las reclamaciones parecen tener fundamento jurídico incluso cuando no lo tienen.
En la práctica, la IA está “democratizando” la capacidad de reclamar, lo que incrementa la presión sobre las compañías.
El marco normativo europeo: AI Act, RGPD y consumo
La tesis de que la IA refuerza, y no sustituye, el papel de los abogados se entiende mejor si se conecta con la normativa europea que regula la materia.
1. El AI Act y la supervisión humana
El Reglamento (UE) 2024/1689, conocido como AI Act, introduce un enfoque basado en riesgos:
- Prohíbe prácticas de IA inaceptables.
- Impone obligaciones estrictas a los sistemas de alto riesgo (gestión de riesgos, evaluaciones, trazabilidad, supervisión humana).
- Refuerza la transparencia en modelos de propósito general y generativos.
El cumplimiento no afecta solo a quienes diseñan sistemas de IA, sino también a las empresas usuarias. Éstas deben ser capaces de justificar decisiones frente a reclamaciones basadas en resultados de la IA.
2. El RGPD y las decisiones automatizadas
El artículo 22 RGPD reconoce el derecho a no ser objeto de decisiones basadas únicamente en procesos automatizados que produzcan efectos jurídicos o afecten significativamente a la persona. Esto obliga a mantener una intervención humana efectiva en ámbitos sensibles como el crédito, la contratación laboral o la calificación jurídica.
En otras palabras, la normativa europea no permite delegar en una IA la decisión final sobre una reclamación o sobre un cliente.
3. La normativa de consumo y la transparencia
La legislación de consumo en España y la UE exige información clara, prácticas comerciales leales y mecanismos eficaces de reclamación. Rechazar un escrito bien argumentado, aunque esté generado por IA, exige que la empresa pueda documentar las razones jurídicas de esa decisión.

Para este jurista, las nuevas herramientas abren un mercado importante al abogado que ahora tendrá un papel más estratégico. (Imagen: E&J)
La paradoja operativa: más automatización, más complejidad
Algunas compañías han intentado automatizar sus procesos de atención al cliente pensando que así reducirían costes. La realidad es que, en muchos casos, la automatización ha trasladado la carga de trabajo a los equipos humanos, que deben enfrentarse a un mayor número de reclamaciones con apariencia de fundamento.
La consecuencia es clara: los centros de atención se saturan y necesitan protocolos de escalado jurídico. Aquí es donde el abogado se convierte en un filtro esencial para separar lo relevante de lo irrelevante y priorizar los riesgos.
La responsabilidad y el juicio humano
La Unión Europea ha explorado, y replanteado, reglas específicas de responsabilidad civil por daños causados por IA. La ausencia de un marco uniforme deja áreas grises en las que las empresas deben decidir si asumir un riesgo, negociar una solución amistosa o litigar.
Esa decisión no la puede tomar un algoritmo, exige criterio legal humano con visión estratégica.
Conclusión práctica para las empresas
En este contexto, las compañías deben asumir dos ideas fundamentales:
- La democratización de las reclamaciones es un hecho. Cualquier consumidor con acceso a un asistente generativo puede presentar escritos técnicamente correctos y documentados.
- Lo que se necesita no es menos legalidad, sino un protocolo de triage legal.
Un buen protocolo debería incluir:
- Automatización básica para recepción y clasificación inicial.
- Reglas claras de priorización de riesgos.
- Supervisión jurídica humana en las decisiones críticas.
- Trazabilidad documental que cumpla las obligaciones regulatorias.
Este enfoque permite ahorrar costes, reducir litigios innecesarios y reforzar la resiliencia reputacional.
Conclusión práctica para la abogacía
La IA no hará obsoletos a los abogados. Más bien los convertirá en árbitros imprescindibles del nuevo consumo digital. El valor añadido ya no reside en redactar escritos, una tarea que la IA puede imitar, sino en:
- Decidir qué reclamaciones merecen defensa y cuáles no.
- Diseñar protocolos de atención que combinen compliance, eficiencia y reputación.
- Ayudar a las empresas a navegar un entorno normativo cada vez más exigente.
En definitiva, lejos de ser una amenaza, la inteligencia artificial abre una oportunidad única para reposicionar la función legal en el centro de la estrategia empresarial.
