Si existe una prueba de fuego para los abogados penalistas —especialmente para quienes están empezando su carrera— es el turno de guardia. Esa jornada incierta, sin horarios definidos, que puede arrancar tranquila y terminar en una comisaría a las tres de la madrugada, con un cliente en shock, un policía impaciente y la impresora sin […]