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Marketing Jurídico y Habilidades Abogacía

¿Qué cualidades debe tener el abogado cuando trabaja en el despacho?

Tiempo de lectura: 8 min



Marketing Jurídico y Habilidades Abogacía

¿Qué cualidades debe tener el abogado cuando trabaja en el despacho?



Por Oscar Fernández de León. Socio Director de Leónarte Abogados

 



Si nos preguntaran cómo es la jornada de un abogado, la respuesta no sería sencilla, pues no existe uniformidad en las tareas que realizamos, sino que difieren debido a múltiples factores que van desde el tipo de actividad que desarrollamos (consejo legal, negociación o defensa en juicio), especialidad (penal, civil, laboral, etc.), sector de actividad (bancario, seguros, minero, etc.), tipo y dimensión del despacho, y un largo etcétera.  Ahora bien, si estas actividades tienen algo en común, es que para la efectiva realización de las mismas el abogado debe desarrollar, al menos durante un tiempo, su prestación en el despacho. Dicho de otra forma, si bien muchas de las actividades requieren “la salida al exterior”, lo cierto es que éstas se fraguan a fuego lento en el interior de nuestras oficinas.

 



Con estos antecedentes, hoy vamos a centrarnos en examinar las cualidades que debe disponer el abogado cuando desarrolla su actividad en el interior del despacho, es decir, aquellas que adornan al profesional y que le permiten ser eficaz, eficiente y productivo mientras permanece en su despacho. Para ello, comenzaremos por describir las acciones más habituales que el abogado lleva a cabo en el despacho para, posteriormente, reseñar aquellos atributos o cualidades más representativas del mismo.



 

  • Planificación

Lo primero que debe hacer un abogado al comenzar la jornada de trabajo es planificar. La planificación de las actividades diarias es un componente esencial de nuestro trabajo, ya que son tantas y diversas las actividades a realizar durante la jornada, sin olvidar los imprevistos, que una organización de las mismas con criterios de prioridad y asignación de tiempos es esencial. La planificación anticipada de las tareas a realizar a corto plazo es fundamental para disponer de un itinerario de actividades para el aprovechamiento del tiempo.

  • Estudio

El estudio es otra actividad obligada para todos los abogados que suele formar parte de nuestra jornada diaria, salvo que otras tareas nos impidan centrarnos en la misma. Como profesionales que somos, estamos obligados literalmente a actualizar nuestros conocimientos técnicos, conocimientos de las normas de derecho existente (derecho positivo, doctrina y jurisprudencia) y preparación y estudio eficaz del asunto encomendado, que incluye el análisis de los hechos, la aplicación adecuada del derecho y el empleo correcto de los procedimientos necesarios para la resolución del caso.

  • Redacción

Por otro lado, todo abogado tiene que dedicar un tiempo importante de su jornada escribiendo. Efectivamente, la tarea de escribir es fundamental para el desarrollo de nuestra actividad, puesto que junto a la exposición oratoria que hacemos cuando actuamos en sala, la presentación de documentos escritos, tanto procesales como ajenos al proceso, constituye la forma principal de materialización de nuestro trabajo. Sin la escritura no podríamos redactar contratos, cartas, informes, dictámenes y todo tipo de escritos judiciales. Y cuando hablamos de escribir, nos referimos a escribir bien, en un excelente nivel sintáctico y semántico. Hemos de tener en cuenta que nuestros escritos van destinados a terceros pretendiendo lograr un efecto determinado en defensa de los intereses de nuestro cliente, por lo que cualquier escritura errónea, farragosa o confusa podrá dar al traste con nuestras pretensiones.

  • Estudio

Un aspecto esencial de nuestra actividad diaria consiste en examinar la documentación entrante (que con el tiempo llega ser mucha) procedente tanto del correo ordinario y electrónico (clientes, otros abogados, etc.), como de los procuradores o del juzgado directamente. La importancia de esta actividad es absoluta, ya que los abogados estamos sometidos a la esclavitud de los plazos, de modo que diariamente hay que examinar la documentación entrante con el fin de conocer y anotar con precisión los señalamientos de actos judiciales y los plazos para la presentación de determinado escrito (una contestación a una demanda, un recurso, etc.).

  • Reuniones de trabajo

Otra actividad muy habitual en nuestra jornada lo constituyen las reuniones de trabajo, las cuales constituyen un instrumento de gestión y organización necesario para el eficaz desenvolvimiento de nuestra actividad y para el mejor funcionamiento del despacho de abogados. Diariamente, los abogados nos reunimos con nuestros compañeros de despacho, con los clientes, con otros compañeros y profesionales, hasta el punto de que sería imposible el desarrollo de nuestra actividad sin las reuniones. Por lo tanto, tenemos que asumir que las reuniones son parte de nuestra actividad. Si bien las reuniones con los clientes han sido las más representativas en nuestro sector, lo cierto es que la mercantilización de los despachos ha supuesto la introducción, como una práctica absolutamente normal, de otros tipos de reunión basadas en una gestión eficaz del despacho (reuniones de coordinación entre todos los miembros del despacho, equipos de trabajo, económicas-financieras, etc.). Por tanto, es muy conveniente que el abogado aprenda y domine las técnicas de gestión de reuniones, pues en la medida que lo consiga, podrá beneficiarse de los aspectos positivos que entrañan las mismas.

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