Cuando el cliente dice no: cómo documentar negativas para proteger la práctica profesional
Un registro sistemático de las decisiones rechazadas por el cliente evita malentendidos, protege al abogado y mejora la trazabilidad de las recomendaciones
(Imagen: E&J)
Cuando el cliente dice no: cómo documentar negativas para proteger la práctica profesional
Un registro sistemático de las decisiones rechazadas por el cliente evita malentendidos, protege al abogado y mejora la trazabilidad de las recomendaciones
(Imagen: E&J)
En la práctica jurídica cotidiana, uno de los problemas más habituales y menos visibilizados es el siguiente: muchos clientes olvidan haber rechazado una recomendación profesional. No lo hacen con mala intención. Simplemente, la velocidad de los asuntos, la emocionalidad asociada a ciertos conflictos y la complejidad técnica de lo que se discute provocan que algunas decisiones pasen inadvertidas para el cliente o se interpreten después de forma distinta. Para el abogado, esa laguna de memoria puede convertirse en un riesgo. Cuando un asunto no evoluciona como el cliente esperaba, es relativamente frecuente que este cuestione por qué no se adoptó una estrategia concreta o por qué no se presentó un escrito en un determinado momento. Sin un registro claro de las negativas expresas, la responsabilidad puede volverse difusa.
De ahí la importancia de crear un registro sistemático de negativas del cliente. Lejos de ser una herramienta defensiva o desconfiada, se trata de un mecanismo de trazabilidad profesional. Funciona como una especie de historial de decisiones, donde queda constancia de las alternativas jurídicas ofrecidas, la opción recomendada por el despacho y la decisión final del cliente de no seguirla. Este registro sirve tanto para proteger al abogado como para nutrir el expediente con una documentación clara que refleje el proceso de toma de decisiones conjunto.
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