Del uniforme corporativo al traje de sastre: el nuevo liderazgo del abogado que construye su marca
Cada vez más abogados cambian el molde tradicional por un modelo propio, libre y con propósito

(Imagen: E&J)
Del uniforme corporativo al traje de sastre: el nuevo liderazgo del abogado que construye su marca
Cada vez más abogados cambian el molde tradicional por un modelo propio, libre y con propósito

(Imagen: E&J)
Vivimos un momento de cambio profundo en el sector legal. Cada vez más abogados con trayectorias brillantes en grandes despachos deciden dar el salto para crear su propio proyecto. Y no lo hacen por falta de oportunidades ni de reconocimiento. Lo hacen por convicción. Por necesidad de respirar otros aires. Por querer liderar una manera distinta de ejercer la abogacía y, sobre todo, de vivir.
Los grandes despachos han sido, son y serán excelentes escuelas de excelencia técnica y aprendizaje de alta exigencia. Pero también operan bajo estructuras jerárquicas muy definidas, modelos de compensación complejos y culturas corporativas que, en ocasiones, dificultan el equilibrio entre el desarrollo profesional y la vida personal.
Frente a eso, cada vez más profesionales deciden salir del molde. No por rechazo, sino porque quieren otra forma de ejercer más libre y alineada 100% a sus valores, con la ambición de construir una firma propia y escribir su propia historia.
Y ese salto -jurídico, logístico, mental, emocional y estratégico- marca un antes y un después. Se pasa de formar parte de una gran marca que te respalda a ser la marca que impulsa. Ya no hay red, pero sí alas. Y raíces sólidas, cultivadas por los años de experiencia.
Ahí es donde el liderazgo personal y la marca propia cobran un papel determinante.
Del uniforme corporativo al traje de sastre
Según un estudio reciente de Thomson Reuters («2024 State of the Legal Market»), más del 30% de los abogados jóvenes en firmas globales considera seriamente emprender su propio camino dentro de los próximos tres años. La motivación principal: autonomía profesional y búsqueda de propósito.
Porque pasar de una gran firma a una propia no es simplemente un cambio de entorno. Es cambiar de paradigma. Se trata de diseñar, como un traje de sastre, un modelo profesional hecho a medida. Dejar atrás la marca que te arropaba para convertirte tú en el centro de tu propia narrativa.
En mi caso, también viví esa transición. Tras años en firmas como Mazars, Legálitas, Garrigues o Roca Junyent -a las que siempre estaré agradecida-, decidí fundar mi propia consultora, MoreThanLaw+. Y tras más de una década acompañando a abogados, directivos y deportistas que trabajan en entornos de alta competición, he comprobado que hay algo que se repite: solo quienes tienen una visión clara, gestionan con estrategia, disciplina y pasión y comunican con autenticidad, logran lanzar su proyecto, diferenciarlo y hacerlo crecer.
Libertad con estrategia: diseñar tu propia firma
Crear tu propia firma te permite diseñar tu modelo de negocio con total libertad. Puedes elegir con quién trabajar, cómo y para qué. Puedes crear una cultura organizativa más ágil, horizontal y cercana. Una marca con alma.
Entre las ventajas más destacadas por quienes han dado el paso, destaco las siguientes:
- Autonomía en la toma de decisiones.
- Libertad para innovar en servicios, procesos y tecnología.
- Capacidad para elegir un equipo alineado con tus valores.
- Flexibilidad real en horarios y modelos de trabajo.
- Protagonismo absoluto en el posicionamiento y notoriedad de tu marca.
Eso sí: el talento jurídico se presupone. Lo que realmente marca la diferencia es la capacidad de liderar, visibilizar y convertir ese talento en valor reconocido por el mercado.
Liderar tu proyecto empieza por liderarte a ti mismo
Emprender tu propia firma requiere mucho más que valentía. Requiere enfoque, disciplina, visión, estrategia… y una marca personal sólida.
Como abogado-empresario, necesitas gestionar personas, clientes, operaciones, finanzas, comunicación y reputación. Pero, por encima de todo, necesitas saber liderarte a ti mismo. Porque el primer cliente que debe creer en tu propuesta… eres tú.
Y eso se nota. Se nota en cómo presentas tu oferta, cómo defiendes un presupuesto, cómo transmites lo que haces. Hoy, la coherencia es el nuevo lujo.

(Imagen: E&J)
La marca personal como motor de diferenciación
En un mercado jurídico maduro y competitivo, la marca personal es un activo estratégico. Un estudio de LinkedIn & Edelman (2023) reveló que el 63% de los decision-makers confían más en profesionales que desarrollan su marca personal activamente, frente a aquellos que no tienen presencia visible ni narrativa propia.
La marca personal no es ego. Es impacto. No es autopromoción. Es visibilidad con sentido. Es mostrar con autenticidad quién eres, qué haces, y por qué eso genera valor. Y ésta deberá tener propósito para trascender. Por tanto, gestionar tu marca personal es generosidad aplicada: poner tu mejor versión al servicio de los demás.
Una marca personal bien gestionada permite, entre otras cuestiones:
- Atraer clientes alineados con tu forma de trabajar.
- Reforzar la confianza del equipo.
- Facilitar colaboraciones estratégicas.
- Posicionarte como referente en tu especialidad.
- Y, lo más importante, te hace sentir que tu proyecto tiene alma, coherencia y dirección. Lo que, a su vez, te aporta más plenitud vital porque le da un sentido que trasciende lo meramente económico.
Conclusión: no es bajarse del tren, es cambiar de vía
Dejar una gran firma no es una renuncia. Es una elección consciente. Una apuesta por un modelo que se alinea contigo. No hay garantías, pero sí hay posibilidad real de construir algo propio, significativo y con proyección.
En este nuevo contexto del sector legal, el liderazgo personal y la marca son palancas de diferenciación, posicionamiento e impacto. Por tanto, gestionarlas con criterio, convicción y estrategia, es una de las mejores decisiones que puedes tomar en tu carrera. Y en tu vida.
Si te aprieta, no es tu talla. Si ya no resuena contigo, no es tu lugar. La vida no va de encajar. Va de crear el lugar al que perteneces.
