El Derecho Digital (II): el algoritmo

El Derecho digital (I)

En el ámbito lógico del Derecho Digital aparece como elemento básico y configurador del mismo, el algoritmo.[1] Dicho elemento, debidamente considerado en el programa informático, es el que permite mejorar y adaptar la eficiencia de las instituciones, tanto públicas como privadas, al procesar cantidades casi inmensas de información, que de otro modo, quedarían sin utilización. Bien entendido, en este aspecto, que el algoritmo debe ser tratado, utilizado y valorado lo antes posible, es decir, tan pronto la información llegue al consumidor, generalmente grandes empresas del sector informático para su tratamiento adecuado lo antes posible. Ello es así, por cuanto nos encontramos en la actualidad en un mundo cambiante, que se transforma a gran velocidad y que es susceptible de afectación por acontecimientos que pueden producirse a miles de kilómetros de nuestra residencia.[2]

No cabe duda que incluso en la producción de estos acontecimientos, como ha ocurrido con pandemias y otras desgracias, la inteligencia artificial puede aprender con rapidez determinados comportamientos, que permitirán una reacción oficial de los Gobiernos correspondientes, gracias a la información, datos y elementos que configuran el algoritmo. De este modo, adquirirá relevancia la indicada inteligencia artificial y los algoritmos en el momento de la toma de decisiones.

En el ámbito del sector público su regulación es casi inexistente, pues todo Estado que no se encuentre basado en una perfecta organización digital de sus instituciones, se encontrará siempre en una situación desfasada e incluso con retraso en justa valoración de la realidad social, política y económica, con el consiguiente efecto pernicioso que ello puede producir en el momento de tomar la decisión adecuada. Esto es lo importante, pues decidir en el amplio marco de actuación pública de un Gobierno es vital para la supervivencia de un determinado país ante una situación conflictiva.

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