El rescoldo de las elecciones al decanato de Barcelona

El resto de candidaturas, aun no habiendo conseguido la victoria, también han ganado. Esta expansión generosa de la victoria tiene una explicación. Hace unos días, entre el bosque de mesas y ordenadores de la redacción de Economist & Jurist, andaba un grupo de jóvenes periodistas comentando temas de actualidad jurídica, y uno de ellos decía: «no entiendo cómo los abogados eligen de jefe a un competidor suyo, que, aún teniendo autoridad sobre sus compañeros, sigue compitiendo con ellos, pues el decanato no es incompatible con el libre ejercicio de la profesión».

Posteriormente, añadía con tono melancólico: «me recuerda cuando en el patio del colegio jugábamos a fútbol y nos poníamos de acuerdo en que uno de los jugadores de los equipos contrincantes, además de jugar en su equipo y competir con el equipo contrario, desempeñara la función de árbitro. Normalmente, ese jugador, que ejercía al mismo tiempo de delantero central y de árbitro, podía ostentar esa doble condición porque sus compañeros confiaban en su ética y, por ello, en su autoridad, que le permitía discriminar entre el interés directo y el interés de la justicia. Por eso podía ser jugador de un equipo y defender sus colores, y al mismo tiempo defender la aplicación justa de la normativa reguladora del juego».

Salvando las distancias, nuestras decanas o decanos de los colegios profesionales —y, en general, todos los candidatos, con independencia del resultado final— son como ese jugador de fútbol que, en el patio del colegio, ejercía de futbolista y de árbitro a un tiempo, en base al respeto y la confianza que sus compañeros depositaban en él.

Por ello, además de felicitar a la candidatura de Cristina Vallejo, también hemos de hacerlo con la de Joan Ramón Ramos Raich, la de Vanessa González Fornás, la de Josep María Xiol Quingles, la de Josep María Paños, y todo el resto de candidatos a diputados: Jorge Navarro, Verónica Tallón, Camil Raich, Tomás Espuny, Carmen Sánchez García y el resto de miembros de todas las candidaturas, porque, en el fondo, si se han podido presentar es porque, como el niño del partido de fútbol, tienen la autoridad moral que les han concedido sus compañeros en base a su conducta.

Felicidades a todos por el esfuerzo.