Un decano valiente
Eugenio Ribón ha presentado una denuncia formal por la conducta irrespetuosa que un Letrado de la Administración de Justicia dispensó a un abogado
(Imagen: E&J)
Un decano valiente
Eugenio Ribón ha presentado una denuncia formal por la conducta irrespetuosa que un Letrado de la Administración de Justicia dispensó a un abogado
(Imagen: E&J)
Hace unos días publicábamos en el apartado de ‘Firmas’ del medio digital Economist & Jurist, un texto del letrado Don Jorge Pintó Sala, en el que advertía de la creciente preocupación por parte de la abogacía por la falta de respeto que muchas instancias de la Administración Pública dedican a la abogacía y su función. Pintó recordaba que esa actitud puede comprometer seriamente el legítimo derecho a la defensa de los ciudadanos.
Pues bien, el decano del Colegio de la Abogacía de Madrid (ICAM), Don Eugenio Ribón, ha presentado esta semana una denuncia formal ante la Secretaría Coordinadora Provincial de Madrid y ante el secretario de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Madrid en relación con la conducta de un Letrado de la Administración de Justicia (LAJ), que sin el menor rubor le espetó la siguiente frase a un letrado: “Quizás el recurrente o/y su asistencia legal adolece de un problema de dislexia mental que debería tratarse medicamente”.
Esta actuación contraviene lo establecido en la Ley Orgánica 5/2024, de 11 de noviembre del Derecho de Defensa, que consagra en su artículo 14.3 el derecho de los profesionales de la abogacía a un trato digno, respetuoso e igualitario en todos los ámbitos de actuación, incluidas las relaciones con los órganos judiciales y personal jurisdiccional.
Esta actitud valiente y atenta del decano de Madrid en defensa del respeto a la función de la abogacía presta un gran servicio a este colectivo profesional, pero aún más al conjunto de la ciudadanía que con decisiones como la comentada ven protegido su derecho a la defensa.
Los colegios de abogados, en general, en las últimas décadas realizan múltiples actividades y prestan diversos servicios pero realmente cuando alcanzan su auténtica razón de existir y su importancia es cuando ejercen sus funciones más esenciales, como son velar por la defensa y respeto a la función de la abogacía.
Como decía Pintó, sin una abogacía libre e independiente es imposible que exista un Estado de Derecho.
