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Noticias Jurídicas

El Día Mundial de la Propiedad Intelectual de 2021 pone el foco en las PYMES

"En este día se celebra la creatividad y la contribución de los creadores e innovadores al desarrollo de las sociedades en todo el mundo"

(Diseño: Cenaida López/E&J)

Óscar García

Socio de BALDER y director del departamento de Marcas




Tiempo de lectura: 4 min

Publicado




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El Día Mundial de la Propiedad Intelectual de 2021 pone el foco en las PYMES

"En este día se celebra la creatividad y la contribución de los creadores e innovadores al desarrollo de las sociedades en todo el mundo"

(Diseño: Cenaida López/E&J)

Los primeros indicios de Propiedad Intelectual los podemos encontrar en las patentes venecianas de imprenta del siglo XV



Hoy, 26 de abril de 2021, se celebra el Día Mundial de la Propiedad Intelectual (PI). Esta fecha tiene su origen en 1999, año en el que la Organización Mundial de la Propiedad Industrial -OMPI- (o WIPO, por sus siglas en inglés), acordó establecer el 26 de abril como el día de reconocimiento de la Propiedad Intelectual.

Esta celebración surge de la propuesta en 1999 del Director General del Instituto de la Propiedad Industrial de Argelia de institucionalizar un día para el reconocimiento e impulso de la PI en el mundo. Esta iniciativa fue aprobada por la OMPI en octubre de ese mismo año y se estableció el 26 de abril del 2000 como el primer día internacional de la Propiedad Intelectual. La elección del 26 de abril conmemora la fecha en la que, en 1970, la OMPI inició sus actividades.



En este día se celebra la creatividad y la contribución de los creadores e innovadores al desarrollo de las sociedades en todo el mundo y se pretende crear una conciencia social sobre su impacto en la vida diaria.

De no haber existido la Propiedad Intelectual, difícilmente las empresas hubiesen invertido sus esfuerzos y recursos en líneas de investigación que pueden no llegar a ningún resultado (Foto: Economist & Jurist)



Los primeros indicios de Propiedad Intelectual los podemos encontrar en las patentes venecianas de imprenta del siglo XV. Estas patentes consistían en derechos legales que concedía la República de Venecia a los impresores como monopolio de impresión de una determinada obra durante un plazo de tiempo dentro de las fronteras de la República. Estas primeras patentes, concedidas como gracias reales de monopolio se fueron extendiendo por Europa y fueron alcanzando distintos ámbitos y profesiones.



Los derechos sobre las creaciones y su explotación fueron adquiriendo forma e importancia con el paso de los años hasta que la expansión del capitalismo durante el siglo XIX y XX hizo imprescindible establecer una doctrina común y unas bases de derecho para controlar y proteger los derechos derivados de las creaciones.

La propiedad intelectual, entendida como el bien económico y cultural que emana de cualquier creación de la mente humana, se compone, de forma tradicional, de dos vertientes: los derechos de autor, como las obras literarias y las obras artísticas; y la propiedad industrial (patentes, marcas y diseños) aunque también comprende otro gran número de derechos como las variedades vegetales, indicaciones geográficas o topografías de semiconductores que no pueden clasificarse en estas dos ramas.

Si bien la protección de los derechos de autor, o copyright como es conocido en terminología anglosajona, ha sido una constante en la historia, la propiedad industrial (de forma simplificada: marcas, patentes y diseños) se encuentra actualmente en auge como consecuencia de la importancia creciente de los bienes intangibles, que ya suponen un 80% del valor de las empresas actualmente cotizadas.

Durante el siglo XX, en líneas generales, las empresas pertenecían a una economía tradicional de bienes tangibles, heredera de la Revolución Industrial. Pero en la actualidad, el tejido empresarial que sostiene la economía de la mayoría de los países más desarrollados del mundo tiene en los bienes intangibles sus activos más importantes. Así, ya sean sus marcas, sus patentes o cualquier otro elemento de su I+D+i se han configurado como los activos más valiosos y mejor cotizados de las empresas actuales.

De no haber existido la Propiedad Intelectual, difícilmente las empresas hubiesen invertido sus esfuerzos y recursos en líneas de investigación que pueden no llegar a ningún resultado

Y, precisamente, por este motivo y por la gran carga y sacrificios que han tenido que llevar a cabo durante el pasado año 2020, en el que el principal protagonista ha sido la pandemia, la OMPI ha dedicado su campaña de concienciación anual del 2021 a las PYMES y a lo que la Propiedad Intelectual supone para ellas.

A través de la premisa de que toda empresa nace de una idea, la OMPI ha destinado parte sus esfuerzos y recursos de este año a la concienciación de la importancia de la PI para las empresas a través de una serie de eventos e iniciativas que den visibilidad y acerquen esta rama del derecho a las PYMES, que son la base de cualquier economía nacional.

En el marco en el que la recuperación económica de la sociedad mundial se plantea como una de las principales necesidades, el Día Mundial de la Propiedad Intelectual 2021 pone el foco en el papel fundamental que juegan las PYMES en la economía y los medios que ofrecen los derechos de propiedad industrial para crear empresas más sólidas, competitivas y resistentes.

La Propiedad Intelectual nace de la necesidad social de evolución a través del reconocimiento y protección de las mejoras que contribuyan a este cambio y por este motivo es importante dar a conocer la PI y fomentar así la innovación y la creatividad para que las ideas lleguen al mercado.

Es, la PI, por tanto, una herramienta fundamental para acometer los retos a los que se enfrenta la sociedad. De hecho, gracias precisamente a la PI y en particular a las patentes, la sociedad ha sido capaz de plantar cara a uno de los desafíos más importante de nuestra historia reciente, que es la pandemia generada por el COVID-19.

En este sentido, son las patentes, concebidas como una promesa de recompensa, las que han sido el motor que ha inspirado a las distintas empresas a hacer esfuerzos ímprobos para poner freno o apaciguar los efectos de la pandemia.

Aquellas voces detractoras o que se posicionan en contra de los derechos de la propiedad intelectual, tendrían que considerar que, de no haber existido la PI, difícilmente las empresas hubiesen invertido sus esfuerzos y recursos en líneas de investigación que pueden no llegar a ningún resultado. Especialmente, siendo este un resultado que, a la postre, beneficia al conjunto de la sociedad y de la economía mundial y que se ha conseguido en un tiempo récord.

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