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Estilo de Vida

Restaurante El Espigón: tradición andaluza y productos del mar en pleno Madrid

Sabor andaluz con producto de primera, técnica precisa y hospitalidad que convierte cada comida en una celebración

Croquetas de jamón y carabineros (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

Alberto Sanz Blanco

Periodista, analista y crítico cultural




Tiempo de lectura: 5 min

Publicado




Estilo de Vida

Restaurante El Espigón: tradición andaluza y productos del mar en pleno Madrid

Sabor andaluz con producto de primera, técnica precisa y hospitalidad que convierte cada comida en una celebración

Croquetas de jamón y carabineros (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

A orillas del Paseo de la Castellana, en pleno eje financiero de Madrid, El Espigón lleva casi tres décadas acercando a la capital el sabor del sur. De la mano de la familia Cascajo Moro, este elegante y versátil restaurante combina el encanto sureño con una cocina honesta y de producto, protagonizada por pescados y mariscos recién llegados de las lonjas más selectas, frituras impecables, arroces sabrosos y carnes de calidad, todo ello en un ambiente cuidado y con un servicio de escuela. Abierto durante todo el verano, se convierte en una de las direcciones imprescindibles para quienes buscan disfrutar del mar sin salir de Madrid.

Ambiente marinero y trato cercano: la experiencia de una casa familiar

Lo primero que atrae la mirada al llegar es la amplia y luminosa terraza, perfecta para un picoteo distendido o una comida completa durante los meses templados. En el interior, la decoración marinera sin estridencias envuelve al comensal en un ambiente evocador al camarote de un barco, con maderas cálidas y guiños náuticos discretos. Los acogedores salones permiten comidas en familia o con amigos, mientras los reservados más íntimos ofrecen un espacio ideal para celebraciones privadas. Las mesas, generosas y bien vestidas, combinan cristalería sofisticada con vajillas sencillas serigrafiadas con el logo del restaurante, un detalle que refuerza la identidad del lugar. El servicio mantiene la misma línea: atento, cercano y profesional, con un equipo conocedor del producto siempre dispuesto a asesorar sin imponer, creando un ambiente cómodo y agradable que invita a quedarse.



Gazpacho andaluz (Imagen: Alberto Sanz Blanco)



Detrás del negocio late el pulso de una casa familiar, dirigida con mimo por la familia Cascajo Moro. Carlos Cascajo, fundador junto a su mujer Ana, sigue presente en el día a día del restaurante y no es raro verle recorriendo la sala, saludando a los comensales con una cordialidad muestra de la casa. Esa cercanía, heredada de la tradición hostelera andaluza, se combina con el empuje de su hijo Carlos, una nueva generación con mirada renovada sin perder de vista la filosofía original.

Sabores del sur con técnica impecable y productos de primera

La propuesta gastronómica se sostiene sobre un pilar inamovible: el producto. Pescados y mariscos llegan a diario desde las lonjas andaluzas más selectas, lo que garantiza frescura y sabor auténtico en cada plato. Su fama se ha forjado gracias a frituras impecables, secas y crujientes. A ello se suman mariscos como la gamba blanca de Huelva, las cañaíllas o los langostinos de trasmallo, además de pescados de temporada preparados con técnicas clásicas que respetan su esencia. No faltan los arroces, desde el meloso de carabineros al negro de chipirón, ni una cuidada selección de carnes para quienes buscan alternativas de tierra. Esta combinación de producto sobresaliente, ejecución precisa y raíces andaluzas bien defendidas es lo que convierte a El Espigón en un referente indiscutible en Madrid.

Comenzamos la degustación con un gazpacho fresco y ligero de sabor equilibrado, con un retrogusto a pepino suave. Se presenta con gambas y trozos de pulpo, un acompañamiento poco habitual que rompe con la clásica guarnición de verduras y añade contraste de texturas y matices marinos. En mesa, unas gotas de vinagre de Jerez introducen un matiz ácido y aromático para redondear el conjunto.

Ensalada de tomate de temporada y ventresca (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

Seguimos con otro clásico de la casa: las croquetas de jamón y de carabineros. Con un rebozado fino y un tamaño perfecto, cada croqueta revela una elaboración meticulosa. Las de jamón destacan por su regusto limpio, plenamente definido, sin ningún rastro de amargor ni rancio, mientras que las de carabineros sorprenden con un sabor a mar intenso y profundo mantenido en boca, dejando una sensación elegante y duradera. Otras opciones interesantes para abrir boca pueden ser pulpo, con diferentes cocinados, ensaladilla rusa, o huevos rotos con bogavante.

En el apartado de la huerta, la ensalada de tomate de temporada con ventresca demuestra que la sencillez, partiendo de un producto excelente, basta para brillar. El tomate, carnoso y en su punto óptimo de maduración, aporta dulzor natural y un aroma fresco de temporada. La ventresca, jugosa y laminada con cuidado, añade untuosidad y un matiz salino, mientras la cebolla fina y un aceite de oliva de alta calidad completan el plato con delicadeza. Un bocado directo y honesto donde cada ingrediente se percibe con claridad.

De la freiduría al plato: excelencia en frituras y pescados frescos

Boquerones victorianos (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

Como ya he mencionado, otro de los imprescindibles de la casa es la fritura y en nuestro caso nos decantamos por los boquerones victorianos. De tamaño perfecto y con una fritura precisa, resultan ligeros, nada grasientos, y se presentan en una ración generosa, ideal para compartir y disfrutar del clásico sabor andaluz. La fritura tiene una importancia especial en la tradición culinaria del sur de España, especialmente en Sevilla, donde la familia Cascajo Moro mantiene su restaurante original. Allí, las freidurías son auténticos templos del sabor marino y El Espigón de Madrid consigue trasladar esa maestría y respeto por el producto a la capital. Si desean seguir profundizando también pueden optar por adobo de cazón, tortillitas de camarón, calamares de potera o puntillitas de Isla Cristina.

Tampoco podríamos irnos sin probar su pescado, en esta ocasión nos trajeron bonito en pisto manchego. El pescado, fresco y perfectamente cocinado, se deshace en la boca con delicadeza, mientras que el pisto, elaborado con verduras de temporada, aporta dulzor natural y profundidad de sabor. El conjunto resulta equilibrado, con la untuosidad del aceite y la frescura del tomate y el pimiento integrándose a la perfección con la textura firme del bonito. Un plato sencillo en apariencia, pero que refleja la maestría de la cocina al respetar y realzar cada ingrediente, dejando un recuerdo delicioso. De hecho, su carta es tan amplia que resulta imposible probarlo todo en una sola visita, lo que invita a volver para descubrir nuevas joyas.

Bonito de pisto manchego (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

Por último, un surtido de postres casero, perfecto para terminar con algo dulce tras una comida completa. La tarta de chocolate seduce por su cremosidad y potencia; la tarta de queso con frambuesa, de consistencia perfecta, aporta frescura y un contrapunto ácido, limpiando el paladar; el flan de mascarpone sorprende por su suavidad y delicado toque lácteo; y los helados de turrón y violeta ponen la nota final, combinando tradición y originalidad en un bocado fresco y aromático. La bodega sigue una orientación clásica, en sintonía con la propuesta gastronómica. Entre los vinos de servicio destacan Verdejo, Rioja y Ribera del Duero, reflejo de una carta dominada por referencias españolas de corte tradicional.

El Espigón se presenta como un restaurante donde la tradición andaluza y el producto de calidad se encuentran con una ejecución impecable. La amplitud de su carta, el trato cercano de la familia Cascajo Moro y la cuidada ambientación trasladan un pedacito del sur a Madrid, invitando a regresar una y otra vez para seguir descubriendo propuestas.

Surtido de postres (Imagen: Alberto Sanz Blanco)

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