Connect with us
Entrevistas

Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga forense: “En ocasiones las víctimas de delito tienen que esperar a la sentencia del Supremo para cerrar sus heridas”

Esta experta cree que habría que dotar de medios a la Justicia para reducir los tiempos de algunos procedimientos penales que revictimizan a las propias víctimas

Ana Isabel Gutiérrez, una psicóloga forense clave para aclarar algunos casos judiciales y sus motivaciones. (Imagen: cesión propia)

Luisja Sánchez

Periodista jurídico




Tiempo de lectura: 8 min

Publicado




Entrevistas

Ana Isabel Gutiérrez, psicóloga forense: “En ocasiones las víctimas de delito tienen que esperar a la sentencia del Supremo para cerrar sus heridas”

Esta experta cree que habría que dotar de medios a la Justicia para reducir los tiempos de algunos procedimientos penales que revictimizan a las propias víctimas

Ana Isabel Gutiérrez, una psicóloga forense clave para aclarar algunos casos judiciales y sus motivaciones. (Imagen: cesión propia)

Desde el pasado mes de abril, la psicóloga forense Ana Isabel Gutiérrez se ha incorporado como colaboradora en Economist & Jurist. Su presencia en programas televisivos con asuntos mediáticos —como los de Ana Julia Quesada, en prisión permanente por asesinar a un menor; Juana Rivas y su conflictiva separación; o los recientes incendios, con una impactante intervención en el programa Espejo Público— la sitúa como una de las expertas referentes en la materia para analizar las características psicológicas y las motivaciones que mueven a estas u otras personas a realizar comportamiento en muchos casos criminales.

A su juicio “comenzar cualquier caso fomenta tu capacidad de investigación con el trabajo que hay que hacer. Es un reto para cualquiera de nosotros cuando abordas cualquier tipo de asunto”.



Esta experta, que cuenta con una experiencia de más de 25 años a sus espaldas como psicóloga y otros 14 años como psicóloga forense, con despacho propio y miembro de la Asociación Clara Campoamor —entidad que se persona como acusación popular ante los crímenes más relevantes sobre mujeres y niños—, ya ha abordado en E&J cuestiones complejas.



Hemos leído recientemente sus reseñas relacionadas con el perfil psicológico de José Lomas, el octogenario que se vio envuelto en un proceso judicial por abatir a tiros a un asaltante de su vivienda caso del que fue forense en los tribunales de justicia; o buscado rasgos similares entre nuestros políticos más corruptos en otra de sus trabajadas crónicas, entre otros asuntos. Esta semana abordó en E&J la problemática de los incendios y de aquellos sujetos que queman nuestros montes.

En muchos de estos asuntos penales con víctimas es un jurado popular quien tiene que decidir sobre el futuro de esa persona imputada. Una acción delictiva que ha cambiado la vida de muchas de las personas inmersas. Eso hizo que se crease el Estatuto de la Víctima, una ley del jurado con más sombras que luces por el momento y que muchos juristas han pedido una reforma de sus competencias. “Pese a ello hay estudios que señalan que no hay mucha diferencia entre las sentencias que surgen de la deliberación del jurado, de las emitidas por jueces, sin embargo, la situación es compleja, tanto en su elección como el mantenerlos al margen de sesgos. Las recusaciones que hacen las partes de estos miembros del jurado no tienen una base científica real”, señala al respecto Ana Isabel Gutiérrez.

De estos procedimientos lo que más crítica esta experta “es la excesiva duración de esos procesos judiciales, eso hace que las víctimas no puedan rehacer su vida. Son procesos en los que cambia radicalmente la vida a esa persona. Son muchos años sin poder cerrar puertas psicológicas y no poder hacer una clausura cognitiva del hecho. Eso es terrible. En Inglaterra se publicó un estudio reciente que señala que 9 de cada 10 víctimas de delitos sexuales no volverían a denunciar si les volviera a pasar algo como lo que vivieron en su procedimiento judicial. Es fundamental trabajar para reducir esta reivictimización secundaria o hacerla lo más fácil posible. En algunos casos hay que esperar a la sentencia del Supremo para que las víctimas cierren heridas”.

Esta experta ha sido noticia por contar en el programa de Espejo Público, de Antena 3, su vivencia personal del incendio extremeño de La Jarilla. (Imagen: cesión propia)

En otros asuntos, como el caso de la joven Marta del Castillo, de la que, pese al esfuerzo de su familia y de las fuerzas y cuerpos de seguridad no ha aparecido su cuerpo, “eso genera unos duelos patológicos en los familiares que deberían ser contemplados como lecciones psíquicas. Los tribunales tendrían que plantearse que si se conocen los causantes de esa desaparición, aunque no aparezca el cuerpo ni se puede juzgar, sí podría plantearse un delito de lesiones psíquicas de los familiares”.

Desde el punto de vista de la entrevistada, “esas personas pueden desarrollar no solo trastornos psicológicos de gravedad, también una serie de somatizaciones y consecuencias físicas que podrían desembocar en hipertensión arterial, problemas gastrointestinales severos, problemas dermatológicos, cefaleas, dolores musculares y de otra índole”.

Una profesión en constante cambio

Ana Isabel Gutiérrez recuerda que el primer caso para el que fue llamada fue uno de acoso laboral grave y un atropello de un menor que desarrolló un trastorno de estrés postraumático. “Nuestro trabajo es clave en cualquier procedimiento judicial abierto complejo”, —afirma—, “hacemos informes sobre recomendaciones en guardias y custodias, sobre cognición y volición que determinan la imputabilidad, sobre las lesiones y secuelas para calcular las indemnizaciones en cuanto a la reparación de la justicia para las víctimas. Es una profesión complicada en la que cuesta hacerte un nombre. Hasta que los abogados no te conocen y te recomiendan para otros asuntos te cuesta abrirte camino. Gracias en parte a nuestro trabajo muchas víctimas, cuando se les da la razón en su asunto, recuperan la confianza en la justicia”.

Esta experta reconoce que se ha ido especializando hacia temas penales, muchos de ellos mediáticos: “Recuerdo que mi primer congreso sobre psicología jurídica forense lo hice en 1996, en ese momento esa disciplina estaba comenzando en nuestro país. A raíz de ahí hice otros cursos, un master oficial y después me presenté para lograr la acreditación del Colegio Oficial de Psicólogos de aquella primera promoción de psicólogo forense del 2016”.

A nuestra entrevistada le gusta investigar los hechos y de ahí sacar sus conclusiones: “Los procesos judiciales son muy largos y las víctimas sufren mucho a la hora de cerrar sus heridas”, advierte. (Imagen: cesión propia)

“Tuvimos que presentar mucha documentación diversa para acreditar el trabajo hecho hasta ese momento, tanto de nuestra actividad como de certificados de abogados que certificaban nuestra labor, para luego defender un caso ante un tribunal con figuras tan relevantes como Ramón Arce, Catedrático de Psicología Social (Jurídica y Forense), entre otros expertos. De las 200 personas que aproximadamente nos presentamos nos la concedieron a unos 20, luego logré la acreditación europea y hace poco saqué el título de ‘Experto en psicología del testimonio’ de la Universidad Complutense, con referentes como son Antonio Manzanero, José Luis Muñoz (del TSJ), o José Luis González (coronel psicólogo), entre otros”.

Ana Isabel advierte que “esta es una profesión en la que hay que aprender constantemente, de forma continuada y aún nos queda mucho por investigar, sobre todo en la llamada psicología del testimonio y en las pruebas de credibilidad. Nuestros informes pueden ayudar a resolver un asunto que se ha judicializado, eso hace que tengamos una responsabilidad grande como profesionales y nuestro deber de formarnos de manera habitual y de utilizar correctamente nuestra metodología. En un delito de lesiones psíquicas, por poner un ejemplo, la base de ese delito en concreto —las lesiones psíquicas— las determinamos los forenses, al igual que en una guardia y custodia donde son claves los informes de los equipos psicosociales”.

Desde su punto de vista, “donde realmente es fundamental nuestro trabajo es en la parte relacionada con el testimonio, de la credibilidad psicológica. En algunas ocasiones detectamos que esas declaraciones en el juzgado se tergiversan de forma involuntaria, son errores de la memoria, en otras incluso falsas memorias. Nosotros en muchos casos podemos detectar esas alteraciones con una metodología muy concreta, el HELPT. Por eso hay que hacer ese análisis exhaustivo de cómo está verbalizando el recuerdo y si se corresponde con lo que conocemos sobre el funcionamiento de la memoria”.

Los juicios mediáticos

En este contexto, esta experta es consciente del gran poder de los medios de comunicación en algunos de estos asuntos: “Después de la pandemia, con el boom del True Crime, han saltado a primer plano de la actualidad una serie de hechos delictivos de gran impacto mediático”.

El interés está propiciado también porque el trabajo de la investigación criminal y de la criminalística de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado ha avanzado y eso hace que este tipo de crímenes complejos se resuelvan antes. Entre ellos están los casos de desapariciones criminales: “Es difícil hacer un análisis global sobre la situación actual, pero lo que está claro es que en España, a pesar de que tiene una elevada tasa de resolución, lo que indica la eficacia de los investigadores, tenemos centenares de casos que llevan años o incluso décadas sin resolver y cuyos familiares necesitan respuestas”.

Ana Isabel Gutiérrez, primera por la derecha, junto con otros abogados que acudieron a los ‘I Premios Economist & Jurist a la Excelencia Jurídica’ el pasado 20 de marzo. (Imagen: E&J)

En cuanto al papel de los medios de comunicación, Ana Isabel Gutiérrez subraya que los medios de comunicación “tienen una gran responsabilidad social en cuestiones criminales por dos cuestiones. La primera por el potencial reivictimizador que tienen, en algunos casos porque se ha cuestionado el estilo de vida de la víctima, en otros hay familias que se han enterado por alguno de esos medios de detalles acerca de la causa de la muerte de un familiar porque se había filtrado el resultado de la autopsia. Eso es terrible y se ha vulnerado el Estatuto de la Víctima”.

En su opinión cree que “habría que dar una vuelta al trabajo que hacen. Todos debemos trabajar en intentar sensibilizar y disminuir la criminalidad existente, pero extremando el cuidado con las víctimas y sus familias. Nuestra tasa de criminalidad en homicidios no es alta en comparación con otros países, pero sí tenemos una serie de episodios preocupantes que saltan a los medios y cuyo tratamiento informativo puede revictimizar a las víctimas de esos asuntos”.

En este sentido, esta experta aboga por la creación de un Código Ético que pudieran ser suscrito por todos los medios informativos respecto al tratamiento periodístico de ciertos temas, al igual que ocurre con el suicidio, por ejemplo. “Hay cuestiones que se dan a conocer en titulares que no aportan nada y dañan a las víctimas en temas que ha vivido. En algunos casos los medios de comunicación han puesto el foco de la sospecha en personas que luego se demostró que no tenían nada que ver con ese asunto. Al final se puede generar una especie de ‘linchamiento mediático y social’ de esa persona que después es difícil de parar. Hay que ser cauto con el tratamiento informativo de algunos asuntos y evitar que pasen determinadas líneas rojas”.

Ana Isabel Gutiérrez publicó ‘Consume y calla’, un trabajo donde habla de forma crítica de alimentos y cosméticos que enriquecen a la industria a costa de nuestra salud. (Imagen: cesión propia)

Para esta reputada psicóloga forense “en ese escenario también es el momento de desestigmatizar a los enfermos mentales. No se debe asociar el trastorno mental grave al delito, al contrario, suelen ser víctimas propiciatorias, en especial de crímenes y delitos contra la libertad sexual. Una cuestión diferente son los trastornos de personalidad, ahí si hay rasgos implicados en perfiles criminales que prevalecen sobre otros. Como el perfil antisocial que se niega a cumplir las normas para delinquir en beneficio propio y no solo por cuestiones económicas. En este perfil hay una conciencia de lo que está bien y está mal, ahí entramos en aspectos jurídicos y planteamientos que se hacen desde la defensa y la acusación, como son la cognición y la volición”.

Respecto al fenómeno de la delincuencia juvenil “parece que ha habido un cambio importante, hay agresores más jóvenes y parece que ha aumentado el número. Esto es debido a distintos factores, hay algunos que tienen que ver con su ausencia de límites y controles en su educación y con la normalización de algunas conductas a través de las redes sociales o los videojuegos.”

En este contexto esta psicóloga forense recuerda que “ahí tenemos que hablar de la pornografía y la cultura de la violación, que según los estudios se consume desde los 8 años de edad. Si creces creyendo que eso es la sexualidad, potencialmente te puedes convertir en un agresor sexual o te puede parecer ‘normal’ cometer un delito de sumisión química oportunista. Hay que reflexionar a fondo sobre cómo estamos educando a los más jóvenes en este contexto donde la tecnología es uno de sus compañeros a veces en exceso”.

SUSCRÍBETE A NUESTRA NEWSLETTER

  • tiktok

Copyright © 2025 , powered by Economist & Jurist.