Enrique Arnaldo, magistrado del TC: “Soy un ferviente creyente en la validez y eficacia de los MASC”
Este magistrado del Tribunal de Garantías considera que los Medios Adecuados de Solución de Controversias no solo ayudan a resolver controversias que se plantean en las relaciones privadas, sino también en las relaciones con la Administración
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional. (Imagen: E&J/Óscar Peña)
Enrique Arnaldo, magistrado del TC: “Soy un ferviente creyente en la validez y eficacia de los MASC”
Este magistrado del Tribunal de Garantías considera que los Medios Adecuados de Solución de Controversias no solo ayudan a resolver controversias que se plantean en las relaciones privadas, sino también en las relaciones con la Administración
Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional. (Imagen: E&J/Óscar Peña)
Enrique Arnaldo Alcubilla es magistrado del Tribunal Constitucional (TC) y miembro electo de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Como miembro del Tribunal de Garantías, Arnaldo se posicionó en su día en contra de la Ley Orgánica 1/2024, más conocida como la Ley de Amnistía, al considerar que la misma es plenamente anticonstitucional. A juicio de este magistrado —tal y como lo expresó en su voto particular— cuando las Cortes Generales dictaron la Ley, se salieron “del marco constitucional para asumir una función que no corresponde a su libertad de configuración, que lo es solo dentro de la Constitución (…) Solo mediante una reforma constitucional que les atribuyese la potestad excepcional de decretar amnistías podrían las Cortes aprobar una ley como la impugnada en este recurso”.
El recorrido profesional de Enrique Arnaldo Alcubilla es impecable, no solo por los años que lleva formando parte del Tribunal de Garantías de nuestro país, también por su indudable defensa de la independencia de dicho Tribunal. A este trayectoria profesional ahora hay que añadir un nuevo hito: su faceta de autor. El pasado 6 de octubre, este magistrado presentó su obra El deporte en la literatura, un libro en el que Arnaldo acerca el deporte a la intelectualidad por medio de datos e información sobre la relación del deporte con la literatura.
“Mi principal dedicación ha sido al sector público, que me siento por encima de todo un servidor público”
Con motivo de esta obra, la cual ya es considerada un auténtico estudio histórico de la relación entre literatura y deporte, que el autor inicia en la antigua Grecia y continúa hasta llegar a nuestros días, Economist & Jurist ha conversado con Enrique Arnaldo.
Economist & Jurist (E&J). – Usted antes de ejercer la magistratura desde el Tribunal Constitucional ejerció la abogacía, ¿en qué función se encuentra más cómodo?
Enrique Arnaldo (E. A.). – La mayor parte de mi vida la he dedicado al sector público. Primero como Administrador Civil del Estado, cuerpo en el que ingresé un año antes de que se aprobase la Ley de reforma de la función pública. Y poco después como Letrado de las Cortes Generales, cuerpo en el que ingresé en enero de 1986. A partir de ese momento asumí diversas funciones en el Congreso de los Diputados y en la Junta Electoral Central, además de en la delegación en la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa. En fin, tras los cinco años en que ejercí como Vocal del Consejo General del Poder Judicial, al reingresar en las Cortes, obtuve la declaración de compatibilidad que me permitió empezar el ejercicio de la abogacía, primero en una sociedad profesional y luego como autónomo. Fue una etapa preciosa, aleccionadora, de aprendizaje continuo tanto en las salas de justicia como en la labor consultiva.
Al ser designado y elegido como magistrado del Tribunal Constitucional hube de renunciar a cualquier otra actividad y por tanto me di de baja como ejerciente en el Colegio de Abogados de Madrid y pasé a la situación de servicios especiales en las Cortes Generales y en la Cátedra de la URJC.
Cuento todo esto para concluir que mi principal dedicación ha sido al sector público, que me siento por encima de todo un servidor público, ahora como magistrado en el órgano supremo de garantías constitucionales. No obstante, sí puedo decir que el ejercicio durante 20 años de la Abogacía (con mayúsculas) me ayuda muy notablemente en el Tribunal Constitucional para comprender la trascendencia de la misión de defensa y para intentar acercar la visión de la abogacía a mis compañeros. Creo que soy el segundo ejerciente como Abogado que ha llegado al Tribunal Constitucional, lo que me enorgullece.
E&J.- ¿Cree que los MASC como requisito previo obligatorio antes de instar acciones judiciales es una medida positiva para nuestro ordenamiento jurídico?
E. A. – No debo pronunciarme sobre la pregunta planteada pues es cuestión que no es descartable que de un modo u otro llegue a suscitarse ante el Tribunal Constitucional. No obstante, sí puedo decir que soy un ferviente creyente en la validez y eficacia de los MASC y no solamente para resolver controversias que se plantean en las relaciones privadas, sino también en las relaciones con la Administración, incluso en el ámbito tributario.

Enrique Arnaldo, magistrado del Tribunal Constitucional. (Imagen: TC)
E&J.- ¿El sistema de elección de los magistrados del Tribunal Constitucional es similar o diferente al de otros países de nuestro entorno que también tengan esta institución?
E. A. – Hay muy diferentes sistemas, aunque en todos es común la fijación de unas mayorías cualificadas para el nombramiento de los magistrados y, en general, la evitación de un número par de miembros del colegio para que los hipotéticos empates puedas resolverse sin el otorgamiento de un doble voto al Presidente.
En Alemania, (en donde, por excepción, como en España el número es par) la totalidad de los magistrados se designan por las Cámaras (Bundestag y Bundesrat), con una mayoría súper cualificada de dos tercios y se logra así un importante consenso, siendo un Tribunal plenamente aceptado y reconocido en sus decisiones.
En Portugal a los diez magistrados nombrados por la Asamblea de la República se suman tres designados por los anteriores.
En Italia se distingue tres tercios: los cinco nombrados por las Cámaras en sesión conjunta, los cinco nombrados por el Presidente de la República y los cinco designados por las Altas Cortes de Justicia.
En España ocho de los doce son elegidos por Congreso y Senado por mayoría de dos tercios, dos por el CGPJ y dos por el Gobierno. Esta última autoridad de designación como vemos, no existe en muchos de los otros países en que nos inspiramos. Nuestro sistema es, pues, diferenciado.
“El ejercicio durante 20 años de la Abogacía (con mayúsculas) me ayuda muy notablemente en el Tribunal Constitucional para comprender la trascendencia de la misión de defensa y para intentar acercar la visión de la abogacía a mis compañeros”
E&J.- En su opinión, desde un punto de vista técnico jurídico, ¿qué es lo mejor y lo peor de nuestra Constitución?
E. A. – Lo mejor es su propia existencia y pervivencia con tres levísimos retoques en 47 años. Es la más longeva de nuestra historia que fue gestada en un momento estelar de nuestra historia y que ha regido la etapa más próspera de nuestro país.
Lo peor nunca es conveniente descubrirlo, más aún cuando hay algunos ateos o incrédulos constitucionales siempre al acecho.
E&J.- Hace unos días presentó en Madrid el libro titulado El deporte en la literatura, ¿qué objetivo persigue esta obra?
E. A. – El libro es fruto de un descubrimiento casual en algunas lecturas consecutivas durante la pandemia: el deporte es un hecho literario. La literatura ha elevado de categoría el deporte, lo ha hecho suyo y convertido en arte.

Portada del libro ‘El Deporte en la literatura’, de Enrique Arnaldo. (Imagen: cesión propia)
En el libro trato de mostrar las diferentes perspectivas en que el deporte se plasma en los libros, desde la antigüedad a nuestros días, como ejercicio físico, como afición que puede derivar en pasión y hasta en obsesión, como simple evasión o entretenimiento, como religión (laica, eso sí), como parte de la educación que se entiende abarca también el cuerpo, como instrumento político al servicio de una o de un líder carismático, como símbolo o bandera de un país, hasta como manifestación del arte o como magia o incluso como signo social que distingue a un grupo respecto del resto…. El deporte es poesía, es narración de hechos… El deporte está constituido por reglas, pues hay un Derecho deportivo que vela por la realización de los valores del deporte que se compendian en el concepto de deportividad, de fair play, que es la traducción en ese ámbito de la idea de justicia.
Considero que el libro puede proporcionar un extraordinario aprendizaje sobre lo que aquella actividad comporta para el equilibrio y el bienestar individual y social. Y a los juristas nos enseña que la Justicia con mayúsculas tiene mucho que aprender de los valores que el deporte representa.
E&J.- Usted es uno de los magistrados del Tribunal Constitucional que más votos particulares emite, ¿cómo se ha organizado para poder escribir un libro tan interesante pero tan alejado de la materia estrictamente jurídica?
E. A. – No he dejado ni un minuto de un trabajo en el Tribunal ni por supuesto he renunciado a expresar mi discrepancia de algunas sentencias a través del voto particular. Cuando algo te apasiona —como escribir este libro— el tiempo aparece como por arte de magia. No sabemos de lo que podemos ser capaces cuando muy concentrados en algo que nos atrae.
Este libro ha sido un divertimento, un disfrute para mí porque he podido conjugar dos aficiones que llevo dentro, la de la literatura —que aprendí de mi madre— y la del deporte —que modestamente practiqué y practico y al que me he dedicado profesionalmente como especialista en Derecho deportivo—.
“La Justicia con mayúsculas tiene mucho que aprender de los valores que el deporte representa”
E&J.- ¿Tiene previsto seguir escribiendo libros relacionados con el mundo del deporte?
E. A. – Escribí algunos sobre Derecho deportivo. El primero fue un texto de manual de Derecho deportivo que publicó Tecnos allá por el año 91 a raíz de la nueva ley del deporte de 1990 y que dirigió mi maestro Luis María Cazorla Prieto, actual presidente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. El segundo fue un libro —con Pablo Mayor y Carlos del Campo— sobre el régimen jurídico del fútbol profesional (Editorial Civitas), muy atrevido en sus propuestas y que creo que debería releerse por los actores del mundo deportivo. He escrito algún artículo sobre las selecciones deportivas nacionales, sobre la constitucionalización del deporte, sobre el Tribunal Administrativo del Deporte (del que fui presidente entre 2014 y 2018). No descarto seguir con el tema ni tampoco hacer una edición de El deporte en la literatura puesta al día con nuevas lecturas.

Contraportada del libro ‘El Deporte en la literatura’, de Enrique Arnaldo. (Imagen: cesión propia)
E&J.- Con la autoridad que ostenta en la materia deportiva, entre otras razones, por ser autor de la mencionada obra, nos gustaría preguntarle si nos podría dar, en su opinión, el nombre de las tres personas más trascendentes de todos los tiempos para el mundo del deporte.
E. A. – Santiago Segurola recopiló una parte importante de los artículos publicados en prensa en un libro que se tituló Héroes de nuestro tiempo. Andrés Amorós ha publicado hace menos años un libro que se llama Álbum de cromos. Héroes y mitos del deporte mundial en tiempos sin Wikipedia. Hablamos por tanto de héroes del deporte, pero me van a permitir ampliar el pódium a cinco: Jesse Owens, el atleta norteamericano que humilló a Hitler en los Juegos Olímpicos del 36; Cassius Clay o Mohammad Ali, apodado por Remnick «el Rey del Mundo»; Nadia Comaneci, la pequeña gimnasta rumana que fue la primera en la historia en conseguir un 10 en su ejercicio, en los juegos olímpicos; y dos futbolistas, ambos argentinos, que eran músicos en el manejo del balón: Alfredo Di Stéfano y Diego Armando Maradona, la mano de Dios al que Eduardo Galeano dedica inolvidables páginas.
“El deporte es poesía, es narración de hechos”
E&J.- Finalmente, regresando al ámbito jurídico, ¿qué noticia le gustaría escuchar en el año 2026?
E. A. – Las que me gustaría escuchar no las puedo contar y las que podría enunciar son muy aburridas incluso para los lectores de Economist & Jurist. Sí puedo decir que apostaría por construir un ordenamiento jurídico menos elefantiásico, más reducido, más meditado, y reflexionado en las medidas que incluye, y sobre todo más claro y técnicamente mejor elaborado.
Pero las noticias que espero para el 26 son dos: la más importante, el fin de la guerra en Ucrania, un país soberano invadido arbitrariamente por otro; (recomiendo la lectura de la espléndida novela de Héctor Abad Faciolince Ahora y en la hora) y la menos importante porque no puede medirse con la trascendencia de la anterior, y es que la selección española de Luis de la Fuente gane el Mundial de fútbol por segunda vez.




