Luis Valdenebro: “El 95% de los acreedores tienen esa mentalidad de ayuda a las empresas con problemas financieros”
Este experto, ex Linklaters, acepta el reto de liderar la práctica de reestructuraciones en Simmons & Simmons

Luis Valdenebro, un refuerzo de nivel para ser el socio responsable del área de Restructuraciones e Insolvencias (R&I) en Simmons & Simmons (Imagen: Simmons & Simmons)
Luis Valdenebro: “El 95% de los acreedores tienen esa mentalidad de ayuda a las empresas con problemas financieros”
Este experto, ex Linklaters, acepta el reto de liderar la práctica de reestructuraciones en Simmons & Simmons

Luis Valdenebro, un refuerzo de nivel para ser el socio responsable del área de Restructuraciones e Insolvencias (R&I) en Simmons & Simmons (Imagen: Simmons & Simmons)
El mercado de las reestructuraciones y refinanciaciones se ha convertido en otro escenario donde los despachos de abogados compiten por las operaciones más destacadas. En los últimos tres meses, Juan Verdugo dejó Garrigues para liderar la práctica de reestructuraciones en DLA Piper en España; Manuela Serrano hizo lo mismo en Toda & Nel-Lo desde PwC para arrancar el nuevo proyecto; mientras que Selier Abogados lanzaba, con varios partners, la firma Audier Reestructuring, al mercado.
El último movimiento, por el momento, en este mercado ha sido la incorporación de Luis Valdenebro, abogado experto en reestructuraciones complejas y transfronterizas (R&I), desde Linklaters, como socio en la oficina de Madrid de Simmons & Simmons, que dirige el experto en derecho laboral y socio director Eduardo Peñacoba, para liderar esta área emergente en los últimos años que arrancó Santiago Hurtado, hoy en Dentons. “Un cambio importante tras dieciocho años en este despacho del Magic Circle, pero las oportunidades llegan cuando llegan. Siempre he dicho que los cambios son buenos, y en esta oportunidad, el reto de este proyecto era muy interesante”.
Nuestro interlocutor coincide con otros expertos en la importancia del área de reestructuraciones en los despachos. Ahora, Simmons & Simmons quiere unirse a este escenario donde las firmas compiten por mejorar la viabilidad de empresas de cualquier tamaño con problemas de solvencia. “Estoy ilusionado con este cambio profesional en Simmons & Simmons, una firma internacional con un reconocido prestigio, un posicionamiento en el mercado español muy fuerte, y dirigir la práctica de R&I dentro del equipo de Dispute Resolution, y unirme a Andrés Mochales y Ricardo Orive, es una oportunidad magnífica”.
Sobre la reforma de la Ley 16/2022, la última reforma concursal de calado en nuestro país, que cumplirá en septiembre sus tres primeros años, Valdenebro destaca cuestiones importantes: “La primera, que el 95 % de las reestructuraciones de empresas que se hacen son middle market, en sociedades con un pasivo que no son 6.000 millones de euros de grandes operaciones, y con un perfil muy distinto e interesante. Todo el mundo tiene en la cabeza la operación de Celsa, que ha asentado una jurisprudencia clara, pero no es el escenario del restructuring en España real. Desde luego, hay un tejido empresarial que salvar y donde la ley está demostrando que funciona”.
Para este jurista, “está siendo clave en este escenario el papel de los jueces de lo mercantil, que se están tomando muy en serio su trabajo de supervisión de los planes de reestructuración y su homologación. Todo empezó con cautela: tanto acreedores como deudores fueron empujando la línea un poco más y presionando a los jueces sobre distintas cuestiones que no veían claras, y hemos llegado a un punto donde ya hay líneas rojas. Están las salvaguardas de acreedores, el gifting, entendido como la práctica de transferir bienes o activos a otra persona, generalmente un familiar, antes de declararse en insolvencia o durante el proceso de insolvencia. Hay que hacerlo con cuidado; en navieras ha funcionado, pero los jueces lo ven con cierta reticencia”.
En su opinión, “ese control judicial se ha intensificado en el último año. Desde mi punto de vista, esto es bueno. Los planes de reestructuración están para ayudar a las empresas viables con algún problema. No están para que el equity de algunas empresas se aproveche de eso en detrimento de los acreedores. Este es otro tema que está empezando a quedar muy claro. Esta cuestión, junto con otras, va a ayudar al desarrollo de la práctica y del sector. La insolvencia tradicional de los últimos años se ha movido a la persona física, con el mecanismo de Segunda Oportunidad, que es un mundo aparte. Por otro lado, los concursos de pequeña y mediana empresa han caído en este contexto”.

Valdenebro con Emma Morales, socia de Dispute Resolution de Simmons & Simmons (Imagen: Simmons & Simmons)
Desde su punto de vista, “el empresario tiene dos problemas. Junto al financiero habitual, la cuestión ahora es cuándo llega este problema. El empresario puede preguntar cómo resolver esta cuestión. Las reglas del juego han cambiado. Hemos pasado de un escenario donde se iba al concurso y muchas empresas se liquidaban, a otro donde los acreedores, con un nivel de coordinación elevado entre ellos, tienen mucho poder sobre la viabilidad y supervivencia de la empresa. El 95 % de los acreedores tienen esa mentalidad de ayuda a la empresa con problemas económicos, sobre la base de que siempre será mejor recuperar el 75 % del crédito que irse a un concurso”.
A juicio de Luis Valdenebro, “los planes agresivos no consensuales que se están viendo en el mercado solamente llegan a la mesa de Su Señoría cuando el que no es razonable es el deudor, porque no acepta la realidad financiera de su sociedad, o un acreedor con un interés individual particularmente fuerte, sin mirar la colectividad de la sociedad. El plan consensual es sencillo y bueno, pero en el no consensuado siempre hay alguien que no está de acuerdo. Los jueces controlan la homologación de los planes de reestructuración tras el periodo de aprendizaje. Tenemos una jurisdicción mercantil muy buena, y los jueces advierten que los planes de reestructuración salvan a una sociedad, y al mismo tiempo, nos ahorramos un concurso”.
Los clientes lo demandan
La entrada de Simmons & Simmons en este mundo del R&I viene propiciada por las demandas de los clientes. “Tanto a nivel corporate, como a nivel de entidad financiera y fondo de deuda, es imposible darle un asesoramiento completo al cliente si no puedes cubrir esta práctica. Para una firma como Simmons & Simmons es algo estratégico. Nosotros contamos con un equipo fuerte en Londres que ya está funcionando y llevando temas de relieve, y que está creciendo. Es una práctica en crecimiento para despachos como el nuestro, que tiene actividad con entidades financieras y fondos. Llevamos tres años trabajando, pero aún hay mucho por hacer”.
En las señas de identidad de este abogado, experto en recuperar empresas con problemas de insolvencia, se habla de su especialidad en operaciones complejas y transfronterizas en los últimos años: “Estuvimos involucrados en la refinanciación de Abengoa, tanto en la reestructuración en la que participé como en la venta de su unidad productiva, que la ganó Cox Energy. Allí asesoramos a un dealer americano que también pujó y quedó segundo. En este contexto, el reestructurador europeo es cada vez más común, lo que hace que ayudemos cada vez más en la gestión de este tipo de asuntos en el sector energético. Nuestra red europea como despacho ayuda a las empresas a reestructurarse”.
Respecto a este cambio profesional, nos confiesa: “A título personal era muy lógico. Yo he estado dieciocho años en un despacho con una red internacional muy grande y potente. Encapsularme en algo más local podría ser interesante, pero realmente no era lo que estaba buscando. Con este reto profesional que asumo, soy consciente de que hay un valor añadido que doy al cliente con este servicio uniforme que le damos en todo lo que necesite a nivel europeo. Creo que es algo que los clientes agradecen y es hacia donde vamos. Algo que es atractivo para nosotros, los profesionales, es que es una práctica transversal, donde puede estar afectada cualquier empresa de distintas actividades económicas”.

Este jurista ha dejado Linklaters tras dieciocho años para liderar un ambicioso proyecto en esa firma (Imagen: Simmons & Simmons)
Valdenebro reconoce el carácter universal de las reestructuraciones: “Se pueden dar en el sector inmobiliario, en el energético o en cualquier otra actividad económica donde las empresas tienen situaciones específicas problemáticas que ahora, gracias a la normativa actual, pueden acometer sin la necesidad de ir al habitual concurso de acreedores. Con la reforma hay herramientas de detección temprana que permiten no esperar a que la empresa entre en dificultades serias. Eso está disparando el trabajo en muchos despachos de abogados. Es previsible que nuestro equipo en breve incorpore a algún profesional más a esta área específica por necesidades operativas”.
Nuestro interlocutor apuesta por el concepto de despacho 360 en esta actividad de la reestructuración: “Si crees en ello, como partner que acompaña a sus empresas en este tipo de procesos. En las últimas reestructuraciones que hice, en un 80% de ellas lo más importante es que su pasivo era laboral, sobre todo porque era el gran pasivo de la sociedad. Eso genera el trabajo de varios departamentos del despacho, que es muy enriquecedor. Al final, la mejor tarjeta de presentación para incorporar nuevos asuntos es haber realizado buenos trabajos y que esas empresas reestructuradas te avalen frente a terceros que también buscan un asesor estratégico para su reconversión financiera”.
En este tipo de operaciones, Valdenebro destaca como elementos clave: “Por un lado, el crédito público, que ya sabemos qué tratamiento tiene; al mismo tiempo, la financiación tradicional. Y, a nivel macroeconómico, creo que un país como España debe cuidar mucho a los proveedores alternativos de financiación, porque cubren un hueco en el mercado que es más grande. Por lo que vemos, cuanto más conservadora es la banca tradicional, más hueco hay en el mercado para un proveedor alternativo. El fondo que financia en un escenario de middle market ya ha dejado de ser visto como un buitre, y ahora se le ve como un partner que cubre un espectro del mercado que la banca no quiere, y en otras ocasiones, no es tan ágil para meterse en ciertas estructuras”.
Para este jurista, “estos proveedores de financiación quieren unas normas claras para lograr la rentabilidad que buscan en este tipo de operaciones, y al mismo tiempo ayudar a la financiación de dichas reestructuraciones en las que se ven inmersos. En España hemos hecho una trasposición de la directiva con la Ley 16/2022, que impulsa esta nueva reforma concursal: un cambio de paradigma en relación con lo que se hacía hasta estos momentos. Tenemos una buena norma. Siempre debe haber un margen para la interpretación y el desarrollo financiero y jurisprudencial. Ahora estamos llegando a soluciones que no están en la ley, pero que todo el mundo percibe como buenas”.
