Activar el protocolo de acoso para protegerse de una extinción no es una buena idea
El TSJ de Madrid avala el despido de un trabajador por usar de forma fraudulenta el canal de denuncias, reforzando así la necesidad de actuar con buena fe en su utilización

(Imagen: E&J)
Activar el protocolo de acoso para protegerse de una extinción no es una buena idea
El TSJ de Madrid avala el despido de un trabajador por usar de forma fraudulenta el canal de denuncias, reforzando así la necesidad de actuar con buena fe en su utilización

(Imagen: E&J)
El canal de denuncias se ha consolidado como una herramienta fundamental en las empresas para promover el cumplimiento normativo y garantizar un entorno laboral libre de acoso. Su eficacia para detectar irregularidades y proteger a las personas trabajadoras de comportamientos inadecuados dentro de la organización está más que acreditada. De hecho, es un recurso clave para crear espacios laborales seguros y transparentes, donde se pueda colaborar en la implantación de mejoras sin temor a consecuencias negativas.
Este mecanismo ha sido desarrollado con la finalidad de fomentar la integridad dentro de las organizaciones, alentando a las personas trabajadoras a denunciar cualquier situación de abuso, fraude o malas prácticas que puedan comprometer el bienestar de los trabajadores o la legalidad de la empresa. Sin embargo, como cualquier sistema que requiera buena fe para su adecuado funcionamiento, su eficacia puede verse amenazada por un uso indebido que tergiverse su función original.
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