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Consejos para abogados altamente efectivos: la seguridad para hablar en público se adquiere atreviéndose a hablar

"Los abogados hemos de dirigirnos al tribunal e interrogar a las partes, a los testigos y a los peritos en los juicios y otros actos procesales"

(Foto: E&J)

Luis Romero Santos

Socio director de Luis Romero Abogados y doctor en Derecho Penal.




Tiempo de lectura: 3 min

Publicado




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Consejos para abogados altamente efectivos: la seguridad para hablar en público se adquiere atreviéndose a hablar

"Los abogados hemos de dirigirnos al tribunal e interrogar a las partes, a los testigos y a los peritos en los juicios y otros actos procesales"

(Foto: E&J)



Aunque nos cueste trabajo o creamos que no estamos preparados, atrevámonos a dar el paso. Nadie nace siendo orador, pues la destreza para hablar en público se adquiere hablando ante los demás cada vez que tengamos una oportunidad.

Aceptemos las invitaciones para impartir una conferencia, para dar una clase, para participar en un debate, para una entrevista en la radio o en televisión. Cada vez que nos dirigimos ante los demás, vamos adquiriendo más seguridad para las próximas ocasiones. Los cimientos se harán cada vez más fuertes y resistentes para sostener el pedestal desde el que hablemos ante un auditorio.



Esta tarde he conversado por teléfono con un amigo excelente orador. Lo he llamado para repasar su intervención de mañana en el Rotary Club Sevilla Corporate, institución que presido. Su conferencia se titula “Cómo ser un líder”. Jaime Contreras es un líder y sabrá cautivar a los asistentes a su ponencia en nuestro encuentro porque sabe cómo hacerlo y tiene una gran experiencia. Pero él siempre cuenta que las primeras veces que habló en público no fueron fáciles. Poco a poco y charla tras charla, fue adquiriendo la seguridad suficiente.

(Foto E&J)



Hoy me decía que él prefería hablar de pie paseándose por la sala en vez de hablar desde el atril porque así llegaba mejor a las personas. Es más, a Jaime le gusta que haya interlocución durante su intervención con los asistentes, de manera que involucra a los allí presentes. También lo invito como experto en oratoria a una de mis clases en la Clínica Legal Penal de la Universidad de Sevilla. Él está encantado de hablar en público y tiene tras de sí muchas horas de intervenciones públicas.



Cuando estuve esta semana pasada en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid ante los alumnos de derecho que asistieron para oírnos a cuatro ponentes sobre “Estrategias de defensa penal hoy en día”, llegué al centro universitario feliz de estar allí otra vez después de unos años. Al entrar en la clase fue una satisfacción ver mi nombre en un cartel de la mesa y mirar a algunos de los alumnos y alumnas que iban acercándose a sus asientos. En mi intervención me sentí cómodo como siempre pues sabía de lo que iba a hablar, me gusta hablar en público e iba a aprender mucho de los demás intervinientes, como así fue.

Pero yo también tuve un principio, como todos. Y las primeras veces que salí frente a la clase con siete años cuando Don José me pidió que escribiera con tiza en la pizarra una operación matemática, yo lo veía a él cuando me preguntaba pero a la clase la veía “borrosa” y no me atrevía a mirar a la cara de ningún compañero. Después, leí en misa los domingos y fiestas de guardar. Participé como actor en obras de teatro ante un numeroso público. Siempre superando mi timidez porque algo en mi interior me decía que debía hacerlo. Quizás por eso soy abogado.

Los abogados hemos de dirigirnos al tribunal e interrogar a las partes, a los testigos y a los peritos en los juicios y otros actos procesales. Incluso a los miembros del jurado, los jueces populares, cuando intervenimos en un juicio ante el tribunal del jurado. Conozco a muchos compañeros que me confiesan que su primera vez subieron en el ascensor camino de la sala donde iba a celebrarse el juicio, muertos de miedo, con la espalda pegada a la pared del elevador y temblándole las piernas.

No es que quiera presumir, pero yo subí muy seguro y confiado a la sala de vistas donde celebré mi primer juicio. Allí había estado días antes viendo otros juicios y conociendo al juez de lo penal ante el que iba a estar ese día. Además, había asistido como público a otros juicios en otros juzgados. Me había preparado el juicio con tiempo, habiéndome entrevistado con mi cliente, acusado por un delito de hurto, y con algunos testigos. Había leído y desmenuzado el expediente que contenía la causa penal, lo había subrayado y había preparado los interrogatorios correspondientes y un esquema para el informe final.

A continuación voy a exponer varios consejos que pueden servirnos cuando preparemos una intervención en público:

  1. Conoce el tema y prepáralo con tiempo.
  2. Visita el lugar donde vas a hablar.
  3. Ensaya ante el espejo y ante gente de confianza.
  4. Escucha intervenciones de grandes oradores.
  5. Sé optimista.
  6. Practica deporte antes.
  7. Saluda a los asistentes y charla con ellos.
  8. No olvides tu esquema.
  9. Tómate ese día relajadamente.
  10. Llega con tiempo.
  11. Sonríe.
  12. Siéntete cómodo, toma agua.
  13. Piensa en otras experiencias positivas.
  14. Cuenta historias, pon ejemplos.
  15. Atrae la atención del público con un comienzo original.
  16. Haz pausas.
  17. Confía en ti, sé positivo.
  18. Cuida tu vocabulario.
  19. Lee libros sobre oratoria.
  20. Ten sentido del humor.
Nota

Este artículo es el vigésimo noveno de la serie Consejos para abogados altamente efectivos, del autor Luis Romero Santos. Pueden visitar su perfil clicando en este enlace para conocer el resto de contenido.

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