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El filibuster legislativo que los demócratas estadounidenses pueden eludir

ÁLVARO NAVARRO / Nueva York

Responsable de contenido internacional y corresponsal en EE.UU.




Tiempo de lectura: 3 min



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El filibuster legislativo que los demócratas estadounidenses pueden eludir

Ser o no ser… ¿filibustero?, esa es la cuestión



El filibuster legislativo, herramienta política que permite a la minoría del Senado estadounidense tumbar medidas de gran calado propuestas por el partido mayoritario, ha vuelto a ser tema candente de conversación en estos últimos días.

El panorama político norteamericano ha dado una vuelta de 180 grados tras la victoria de Joe Biden en las elecciones presidenciales y, a su vez, por la nominación de los nuevos senadores demócratas por Georgia, Raphael Warnock y Jon Ossoff.



El Senado se estructura, ahora mismo, en un agónico 50-50, contando con el voto desequilibrante de la vicepresidenta Kamala Harris – la nueva presidenta del Senado-, que anula el empate a la hora de aprobar determinados paquetes legislativos.

El quid de la cuestión radica en que el partido demócrata no sacará adelante fácilmente medidas legislativas de gran calado, tales como proyectos para enfrentarse a la COVID o la puesta en marcha de un Green New Deal, ya que ello requeriría de un apoyo de tres quintas partes de los miembros de la Cámara Alta (es decir, una votación afirmativa de 60 senadores de los 100 existentes).



Senado de los Estados Unidos (FUENTE: Pixabay)



Es por todo esto por lo que resuena en los pasillos del Capitolio la aplicación de la “opción nuclear”, una vía por la cual los demócratas pueden, unilateralmente, dejar sin efecto el filibuster. A través de esta opción, los demócratas tendrían barra libre para aprobar cuantas medidas legislativas se les antoje.

Esta eventualidad no es inédita. Sin ir más lejos, en abril de 2017, Trump se sirvió de la “opción nuclear” para asignar al juez federal Neil Gorsuch la plaza que quedó vacante en el Tribunal Supremo [1]. Esta medida nunca se hubiera llevado a cabo en caso de permanecer el filibuster legislativo en activo para el nombramiento de cargos del Supremo.

En 2013 también se recurrió a la “opción nuclear” para deshacer el requisito de la aprobación de tres quintos de los senadores para avalar la mayoría de las nominaciones presidenciales [2].

Ahora, el líder de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, intenta pactar con su homólogo demócrata, Chuck Schumer, la preservación del filibuster para futuros debates, cuestión que ha abierto una polémica intestina entre las filas de la formación progresista. Por el momento Schumer no quiere pronunciarse sobre esta cuestión, pero hay voces dentro de su partido que abogan por una reforma:

«Soy partidario de la reforma del filibusterismo. Obviamente, quiero exponer mi caso al caucus cuando llegue el momento», agregó el senador demócrata por Connecticut, Chris Murphy.

«No creo que haya manera de que los demócratas consideren aceptable invocar nuevas reglas que McConnell, ciertamente, nunca se ofreció a cumplir él mismo». Así se refería en contrario Jeff Merkley, senador demócrata por Oregón, a la propuesta de McConnell.

Origen del filibuster legislativo

El filibuster, en referencia al filibusterismo y al término “pirata” en neerlandés, es una herramienta que sirve, precisamente, para dilatar las discusiones hasta la misma extenuación, auspiciando debates casi interminables en el Senado. Un ejemploclaro fue el discurso ofrecido por el senador republicano de Carolina del Sur, Strom Thurmond, que parlamentó de seguido durante 24 horas y 18 minutos con motivo de su oposición a la Ley de Derechos Civiles de 1957.

Durante el mandato de Woodrow Wilson, en 1917, los senadores de entonces adoptaron la Regla vigesimosegunda [3], por la cual permitía aprobar medidas legislativas relevantes por medio de un apoyo de dos tercios de la Cámara Alta. Esta práctica fue acuñada como cloture.

En vista de que a través de la cloture se obstaculizaba considerablemente el transcurso legislativo, los senadores optaron en 1975 por reducir la mayoría necesaria para acabar con cualquier debate albergado en el Senado, fijándola en tres quintos de sus miembros, estándar que prevalece en la actualidad [4].

¿Se puede suprimir el ejercicio del filibuster sine die?

Muchos senadores se habrán preguntado la forma de eliminar indefinidamente este instrumento, ya que la “opción nuclear” se aplica puntualmente y en cada procedimiento.

Hay, de hecho, una vía para eliminarlo, que pasaría por modificar formalmente el texto de la ya mencionada Regla vigesimosegunda, que es la que auspicia el filibusterismo, pero que requeriría de la aprobación de dos tercios de todos los senadores [5], algo inviable en la actualidad.

Referencias:

[1] https://fas.org/sgp/crs/misc/R44819.pdf

[2] https://fas.org/sgp/crs/misc/R43331.pdf

[3] https://www.govinfo.gov/content/pkg/CDOC-113sdoc18/pdf/CDOC-113sdoc18.pdf#page=21

[4] https://www.senate.gov/artandhistory/history/common/briefing/Filibuster_Cloture.htm

[5] https://fas.org/sgp/crs/misc/IN10875.pdf

 

 

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