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Archivada una denuncia de amenazas por violencia de género tras la exploración de un niño de 10 años que negó las mismas

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Archivada una denuncia de amenazas por violencia de género tras la exploración de un niño de 10 años que negó las mismas

  • Los delitos de Violencia de Género se han disparado en pleno estado de alarma y con ello las detenciones policiales de los presuntos autores


Juan Gonzalo Ospina, abogado penalista de Ospina Abogados

El juzgado de Violencia sobre la Mujer nº 1 de Marbella ha dictado el archivo y sobreseimiento provisional de un hombre denunciado por su expareja por un presunto delito de lesiones, amenazas y maltrato familiar, recogido en el artículo 153.1 del Código Penal; tras demostrarse que se trataba de una denuncia cuyos hechos eran falsos -no habían ocurrido- y que buscaba un ánimo espurio.



¿Por qué? Porque lo único que se recogió en la denuncia era que la madre, tras más de 10 años de separación con su expareja, “tenía mucho miedo” de este, aunque lo que subyacía era el deseo de buscar por la vía exprés un régimen de visitas, la guardia y custodia, una pensión de alimentos con vivienda, y pese a no tener vínculo alguno de ningún tipo una vivienda.

En la vista del juicio rápido, la expareja solicitó una orden de alejamiento de 500 metros, que fue denegada. También se exploró al hijo menor que relató lo que realmente sucedió, siendo un testigo clave para desmentir la denuncia interpuesta.



En este caso, el padre del menor tenía la guarda y custodia, la cual venía ejerciendo durante más de 5 años, gozando la madre de un régimen de visitas. Sin embargo, el día de los hechos, el padre llevó al menor a ver a su madre, cuando éste decidió no querer irse con ella. Ante lo cual, el padre le insistió que sería positivo ver a su madre, bajándose el niño del vehículo de su padre. A los pocos minutos el menor, volvió corriendo con su padre pidiéndole irse a casa, ante lo cual su madre comenzó a gritar a su expareja “déjame a mi hijo”, por lo que el padre le pidió a su expareja que reconsiderase si el menor quería irse. Ante la negativa del niño, y en este caso el deseo del padre de marcharse del lugar, la expareja comenzó a gritar; “me está amenazando”, “socorro”, “llamen a la policía”. Ante la kafkiana situación, el varón se subió en su vehículo yendo  a la comisaría de policía, voluntariamente, para exponer y denunciar los hechos, junto con su hijo el cual fue entrevistado relatando lo sucedido. No volvería a salir de la comisaría hasta pasadas 48 horas.



La mujer, cuando su expareja estaba en la comisaría, llamó a la policía para relatarles su versión. Que tenía «mucho miedo» y que se había sentido amenazada. Ante este supuesto, se activaron todos los protocolos policiales por violencia de género, se escuchó la denuncia de la supuesta víctima que manifestó en la comisaría su versión, quedando su expareja detenido bajo el pretexto policial “lo marca el protocolo”. Asimismo, el menor fue entregado por parte de la policía a su madre, marchándose a media noche de la comisaría.

Al día siguiente, el detenido solicitó prestar su declaración en sede policial al efecto de esclarecer absolutamente todo lo ocurrido. Ningún testigo corroboró la versión de la denunciante y el menor la desmintió. En la comisaría, el detenido fue asistido por el abogado penalista Juan Gonzalo Ospina de Ospina Abogados, quien desplazado desde Madrid, aconsejó a su cliente ofrecer desde el primer momento todos los elementos de prueba que acreditaran la animadversión entre las partes y los mensajes de teléfono en los que constaban las amenazas previas por parte de su expareja, solicitándole una pensión y amenazándole con llevarse al menor fuera de España si este no cumplía con tales pretensiones.

En la vista de juicio rápido, la denunciante introdujo elementos nuevos que no constaban en la denuncia inicial, mientras que la jueza instructora preguntó al denunciado si se ratificaba en su versión policial que obraba en el atestado policial, así como en los más de 15 documentos, que aportó su defensa especializada en delitos de violencia de género y que acreditaban sus pretensiones. Ospina solicitó la exploración judicial del menor, la cual se desarrolló y pudo esclarecer todo lo sucedido. Tras la misma, la acusación particular se ratificó en su orden de alejamiento, pensión y medidas paterno filiales, pero el ministerio fiscal se opuso a las mismas informando en favor de que no continuara el caso y que este fuera archivado. En este mismo sentido se pronunció Ospina manifestando como por desgracia estábamos ante una denuncia falsa, con un ánimo económico, acreditada por las versiones expuestas y documentos aportados. Además no se aplicaban los elementos del tipo de amenazas del delito oportuno de violencia de género. No existió nunca amenaza, sino un claro fin espurio.

Tras el análisis de la prueba y evidencias realizadas el juez dictó un auto de archivo y sobreseimiento del caso. Según Ospina, al que hemos consultado,“por suerte y como no podía ser de otra manera se ha hecho justicia. Nuestros jueces y fiscales están cansados de ver estas denuncias, que no se contabilizan por denuncias falsas porque para que eso ocurra, ahora, tendremos que interponer una denuncia por estos hechos y esperar que haya una sentencia condenatoria. Es duro pensar que nuestro cliente pasó 48 horas detenido sin un criterio proporcional de objetividad y que simplemente por decir, “estoy amenazada”; tras 10 años sin convivencia, sin vínculo de dependencia económica, viviendo en domicilios separados, con vidas independientes, y sin constancia real o indiciaria de que “peligro” o “mal” podría correr esta mujer automáticamente se le vulnere su libertad. No es serio y ojalá algún día cambie, por el bien de nuestra justicia, nuestra democracia y nuestra sociedad”.

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