Basuras Madrid rectifica, pero no devuelve el dinero
El Ayuntamiento de Madrid reconoce que la tasa de basuras se aplicó de manera errónea, sin embargo, ha decidido no devolver los importes ya cobrados
(Imagen: E&J)
Basuras Madrid rectifica, pero no devuelve el dinero
El Ayuntamiento de Madrid reconoce que la tasa de basuras se aplicó de manera errónea, sin embargo, ha decidido no devolver los importes ya cobrados
(Imagen: E&J)
El Ayuntamiento admite errores en la tasa de basuras, pero mantiene los cobros ya realizados. El aluvión de reclamaciones colapsa el Tribunal Económico-Administrativo, mientras un nuevo argumento jurídico emerge: el propio reconocimiento municipal del error.
El Ayuntamiento de Madrid ha reconocido que la tasa de basuras, creada para cumplir con la Ley 7/2022, de residuos y suelos contaminados para una economía circular, se aplicó de manera errónea. En una inusual muestra de autocrítica institucional, la corporación madrileña admite que el sistema de cálculo inicial una cuota fija que no diferenciaba entre hogares ni reflejaba el coste real del servicio fue inadecuado y socialmente injusto. Sin embargo, pese a este reconocimiento, el consistorio ha decidido no devolver los importes ya cobrados.
La Ley 7/2022 obliga a cobrar, pero no a recaudar de más, ya que no crea un nuevo impuesto, sino la obligación de establecer una tasa ajustada al coste del servicio de gestión de residuos, conforme al principio europeo de “quien contamina paga”. Según el artículo 24 del Texto Refundido de la Ley de Haciendas Locales, las tasas municipales deben guardar equivalencia con el coste efectivo del servicio, sin generar beneficio ni tener naturaleza recaudatoria.
El Ayuntamiento de Madrid, presionado por los plazos, aplicó una tarifa uniforme que igualaba viviendas muy distintas y no consideraba ni el número de residentes, ni la generación real de residuos.

(Imagen: E&J)
Rectificación sin reembolso
Ante la presión social y política, el consistorio ha anunciado que en 2026 modificará la ordenanza fiscal. La nueva versión incorporará criterios más proporcionales: el importe se calculará según el número de empadronados en cada vivienda, y se mantendrán bonificaciones de hasta el 100% para familias vulnerables y perceptores del Ingreso Mínimo Vital.
La delegada del área de Hacienda y Personal, Engracia Hidalgo, reconoció públicamente que la normativa actual “no es rigurosa” y que el equipo municipal “no está de acuerdo con esa tasa, ni en el fondo ni en la forma”.
No obstante, Hidalgo fue tajante al señalar que el Ayuntamiento no tiene intención de devolver los importes abonados, al entender que el cobro se realizó conforme al marco legal vigente, aunque el diseño fuera defectuoso.
Colapso de reclamaciones y nuevo frente jurídico
El Tribunal Económico-Administrativo de Madrid se encuentra actualmente saturado por miles de reclamaciones presentadas contra la tasa. Asociaciones vecinales, plataformas de consumidores y asesorías fiscales están promoviendo recursos masivos al amparo de dos principios: la vulneración del principio de equivalencia y la posible falta de proporcionalidad en el reparto del coste del servicio.
A estos argumentos se añade ahora uno nuevo: el propio reconocimiento público del Ayuntamiento de que la tasa “fue un error”. En términos jurídicos, esta admisión podría tener valor probatorio en los recursos, al constituir un indicio de que la ordenanza incurrió en vicios sustanciales de configuración. Algunos juristas ya lo califican como “un reconocimiento extrajudicial de nulidad material”.

Ayuntamiento de Madrid. (Imagen: E&J)
Rectificar sin reparar
El caso madrileño abre un precedente de gran relevancia jurídica y política. La capital reconoce el fallo, reforma la norma y promete corregirla, pero no repara el perjuicio económico causado. Esa fórmula admitir sin indemnizar resume bien el modelo de gestión pública español, la administración acepta el error, pero conserva la recaudación.
Madrid, en definitiva, rectifica la tasa, pero no el recibo. Y con ello confirma una máxima tan antigua como vigente: en materia tributaria, la autocrítica puede salir barata…siempre que no implique devolver el dinero.




