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Marketing & Technology

La mejora personal del abogado

Francesc Domínguez

Consultor de marketing de despachos profesionales y asesor de marca personal




Tiempo de lectura: 4 min



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La mejora personal del abogado

Lo esencial es nuestra propia mejora personal



Como personas y como profesionales tenemos un potencial que conviene desarrollar si queremos alcanzar la plenitud como profesionales, o por lo menos intentarlo. No obstante, y sumidos en la vorágine del día a día, solemos “mirar hacia otra parte”. “Ya habrá tiempo…”, nos decimos. Como dijo Andy Warhol, “Dicen que el tiempo cambia las cosas, pero en realidad es uno mismo quien tiene que cambiarlas”.

Los años pasan, algo más poco a poco al principio de la carrera profesional y rápidamente cuando somos veteranos… y la carrera profesional suele estancarse o bien el abogado, economista, asesor, procurador, auditor, etc. no suele alcanzar las metas que podría haber alcanzado.



Solemos atribuirlo a circunstancias externas: “cuando emprendí aquel proyecto no era el momento”, “en el mercado hay una enorme competencia”, “mis socios no son los adecuados”, etc. Por supuesto, estas y otras son razones que pueden contribuir a que vivamos una vida profesional más o menos satisfactoria, pero pocas veces pensamos en lo realmente esencial.

No estamos hablando de nuestros conocimientos técnicos sino más bien del autoconocimiento (Foto: Economist & Jurist)



¿Qué es lo esencial? Es algo que sabemos y a lo que la mayoría no prestamos la atención que se merece, porque acostumbramos a vivir la vida profesional para ayudar a los clientes sin buscar el necesario equilibrio: ayudarnos también a nosotros mismos. Lo esencial es nuestra propia mejora personal. Si mejoramos, y desarrollamos nuestro potencial como profesionales, mejorará también el servicio que prestamos a los clientes, nuestra capacidad de conseguir nuevos clientes y de liderazgo, y las relaciones con colaboradores, socios, etc.



Si queremos progresar en el mercado, mejoremos nosotros primero. No estamos hablando de nuestros conocimientos técnicos sino más bien del autoconocimiento: muchos no nos conocemos realmente y algunos tienen incluso temor a hacerlo. Estamos hablando también de conocer el efecto que causamos en los demás, es decir, su percepción. De hecho, el comunicador excelente es aquel que no solo atesora grandes conocimientos de comunicación sino que conoce el efecto que causa en los demás.

No estamos hablando de nuestros conocimientos técnicos sino más bien del autoconocimiento

Agrade o no agrade, la realidad es que en la vida profesional dependemos de la aceptación, colaboración o cooperación con los demás (clientes, colegas profesionales, proveedores, asesores, etc.) para conseguir nuestras metas. Por ello, en todo momento, pero más aún en los momentos clave de nuestra carrera profesional, conviene mejorar nuestro autoconocimiento y conocer la percepción, la imagen que nuestros círculos de confianza tienen de nosotros. Si la conocemos, probablemente podremos “abrir los ojos” y ganar autoconfianza, y si ganamos autoconfianza, desde la humildad, será más factible ganar la confianza de los demás y, por extensión del mercado.

¿Cuáles son esos momentos clave de nuestra carrera? Cuando queremos dar un impulso a nuestra trayectoria, cuando deseamos llegar a socios o CEO, cuando tenemos que dirigir un nuevo equipo o liderar un departamento y generar negocio, cuando queremos reorientarnos profesionalmente, etc.

Así pues, antes de seguir actuando como siempre lo hemos hecho, ¿Y si hacemos una pausa? ¿Y si nos paramos a reflexionar y pensamos qué otra forma de actuar es factible para dar un impulso a nuestra carrera y contribuir a alcanzar con más probabilidad los resultados que nosotros y nuestro despacho nos merecemos si somos competentes?

La realidad es que en la vida profesional dependemos de la aceptación, colaboración o cooperación con los demás

Las preguntas cuentan y mucho

Cuando nos hacemos las preguntas adecuadas tenemos la base del progreso. En nuestro caso solemos hacer unas 30 preguntas de calado al abogado, economista, asesor, procurador, auditor, etc.: ¿cómo te defines como profesional? ¿Qué metas tienes? ¿Cuál es tu don? ¿qué crees que te diferencia de los demás? ¿Qué consume tu tiempo y energía? ¿Qué quieres lograr? ¿Qué obtienen los clientes al contratarte?, etc.

Si queremos progresar en el mercado, mejoremos nosotros primero (Foto: Economist & Jurist)

De manera paralela, preguntamos a una muestra de personas que conocen bien al profesional cuáles, desde su punto de vista, son las virtudes o puntos fuertes y sus “aspectos a mejorar”. Las personas que le/la conocen bien son sus “círculos de confianza”: clientes, colegas profesionales, amistades y familiares. Se consigue una retroalimentación o feedback de un valor impagable, que ayuda al profesional a tomar (aún más) conciencia de su potencial y de aquellos aspectos que convendría que mejorase. Un inciso: la retroalimentación de todos esos cuatro círculos no es imprescindible pero si recomendable.

Ese análisis se complementa con conversaciones con el profesional, un estudio del mercado y, si es menester, de los competidores directos o estratégicos. También con formación en habilidades, como las comerciales.

Si somos conscientes de aquello en lo que podemos marcar la diferencia y lo potenciamos, reduciendo a la vez aquello que nos debilita, tendremos la base para nuestra mejora y podremos alcanzar con más facilidad nuestros objetivos y metas.

Es probable que haya llegado el momento de mejorar nuestra situación en el mercado y de actuar con método para conseguirlo. Un método riguroso es esencial.

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