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Teresa Méndez (A&O): «En las fases más avanzadas de la carrera la diferencia de género se hace más palpable»

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Teresa Méndez (A&O): «En las fases más avanzadas de la carrera la diferencia de género se hace más palpable»



La abogacía no es ajena a las dinámicas sociales. Por ello, y ahora más que nunca, nosotros los letrados y el resto de la sociedad estamos interesados en conocer cuál es la situación actual de la mujer dentro de la abogacía.

Preguntamos a Teresa Méndez, Counsel en Allen & Overy. Tiene más de 14 años de experiencia y está especializada en fusiones y adquisiciones públicas y operaciones de mercado de capitales de renta variable en el mercado español. Ha participado en algunas de las OPI más relevantes de España y también ha asesorado en relación con ofertas de seguimiento, ofertas de bookbuilt acelerado y OPA. Su experiencia incluye algunas de las operaciones más complejas emprendidas como parte de la reestructuración del sector bancario español. También tiene una sólida experiencia en asuntos de gobierno corporativo, acuerdos privados de fusiones y adquisiciones y reorganizaciones corporativas.



Teresa Méndez



P.- ¿Cómo has visto la evolución de la mujer abogada en el sector legal desde que comenzaste tu carrera profesional?

R.- Sin duda creo que se ha avanzado mucho, al menos en el ámbito de los despachos de mayor tamaño. En los últimos años el debate sobre la “brecha de género” y sus implicaciones se ha vuelto más abierto, y creo que es fundamental que se fomente. En mi opinión, en las primeras fases de la carrera profesional no hay grandes diferencias entre géneros en cuanto a oportunidades de evolución, interacción con los abogados más senior, exposición a clientes y cuestiones similares. No obstante, en las fases más avanzadas de la carrera la diferencia se hace más palpable. Tal y como suele argumentarse, esto tiene una vinculación clara con la maternidad y la conciliación, cuestiones a las que no se ha dado aún una solución satisfactoria y que, en la práctica, afectan más intensamente a las mujeres. No obstante, no todo puede vincularse a ese factor, existen otros “sesgos inconscientes” que, siendo más sutiles, son más difíciles de identificar y muchas veces ni siquiera se comprenden ni se afrontan.

«En las fases más avanzadas de la carrera la diferencia se hace más palpable»

P.- ¿Qué factores crees que han hecho que mejore el papel de la mujer en el sector legal?

R.- Creo que es fundamental que las organizaciones fomenten el debate de género y trabajen activamente para buscar soluciones. Esto está sucediendo cada vez más, al menos en los despachos a los que yo he pertenecido y otros comparables. Otro factor muy relevante es que las abogadas de categorías más senior han empezado a adoptar un rol activo en la promoción y el apoyo a las abogadas jóvenes. Hace años, no solo había pocos referentes femeninos, sino que no se caracterizaban, en general, por apoyar de forma especial a otras mujeres. Hoy en día, creo que hemos tomado conciencia de que tenemos el deber moral de apoyar y tratar de guiar a las nuevas abogadas. Será fundamental también que las mujeres que han alcanzado puestos de responsabilidad en las organizaciones que tenemos como clientes adopten un enfoque similar en relación con la selección de sus asesores legales, como ya está sucediendo de forma más clara en otras jurisdicciones.



«Las abogadas de categorías más senior han empezado a adoptar un rol activo en la promoción y el apoyo a las abogadas jóvenes»

P.- ¿Cómo ves a la nueva generación de mujeres abogadas?

R.- Percibo más diferencias de carácter general entre la nueva generación de abogados y la mía. Es indudable que el enfoque que las nuevas generaciones dan a la carrera profesional, y particularmente al equilibrio con la vida personal y familiar, es muy distinto. En cuanto a las abogadas, en particular, veo menos avances relativos. Me sorprende todavía ver que las nuevas abogadas caen en los mismos “errores”, como es la dificultad práctica para reclamar su propia valía y sus méritos profesionales de forma asertiva. No obstante, también tienen la ventaja de pertenecer a una generación en la que los roles de género están evolucionando de forma general. Por ejemplo, muy recientemente están empezando a ser más frecuentes las bajas de paternidad, y con una duración cada vez mayor. Sin duda este es un elemento que favorecerá la reducción de las diferencias, al menos en ese punto concreto.

«Las bajas por paternidad favorecerán la reducción de las diferencias»

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