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Cristina Calvo: “Es importante que los abogados sepamos decir que no, para que tengamos vida personal al margen del trabajo”

Esta abogada, socia de Ashurst, referente en el desarrollo de la práctica inmobiliaria en los despachos, anuncia el final de su carrera profesional

Cristina Calvo en Londres con un galardón por sus veinte años de fidelidad a Ashurst (Foto: cesion propia)

Luisja Sánchez

Periodista jurídico




Tiempo de lectura: 11 min

Publicado




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Cristina Calvo: “Es importante que los abogados sepamos decir que no, para que tengamos vida personal al margen del trabajo”

Esta abogada, socia de Ashurst, referente en el desarrollo de la práctica inmobiliaria en los despachos, anuncia el final de su carrera profesional

Cristina Calvo en Londres con un galardón por sus veinte años de fidelidad a Ashurst (Foto: cesion propia)



Cristina Calvo ha decidido a los 53 años de edad dejar la primera línea de la abogacía profesional, para dedicarse a ella y a su segundo marido, también socio de Ashurst en la oficina de Londres.

Cristina se encuentra en Londres cerrando temas de clientes en un despacho como Ashurst, que ha visto crecer desde su llegada a España.



Nuestra interlocutora dejó una firma que ya empezaba a consolidarse en nuestro país, la oficina de Barcelona de Baker Mckenzie, donde empezó a trabajar en el departamento de M&A: “Hasta que en 1994 asesoramos en la compra de los terrenos de Diagonal Mar, operación que marcó el inicio de la actividad de real estate en el despacho y la construcción de uno de los Centros Comerciales más grandes de Europa”.

“Cuando empecé no existían los departamentos de real estate en los despachos de abogados. Había otras prácticas como fiscal, competencia o procesal, y el resto era un gran cajón de sastre que se englobaba en el departamento de Corporate y M&A”, comenta nuestra interlocutora.



Cristina Calvo con Gonzalo Jiménez Blanco, socio director de Ashusrt hasta 2016, uno de sus referentes (Foto: cesión propia)



“Este departamento que se creó en Baker & Mckenzie a nivel inmobiliario fue de los primeros. Ocho años después me incorporaba a Ashurst para poner en marcha esta práctica en España”, apunta Calvo.

“Fui la tercera socia y primera mujer tras Jesús Almoguera, para el área de mercantil, y  Gonzalo Jiménez Blanco, para el área de financiero. Tras mi incorporación llegaría Eduardo Gracia, como socio del área fiscal y Juan Hormaechea, como segundo socio de financiero. Me vine de Barcelona a Madrid en el 2003. Y hasta ahora».

«Voy a dedicarme a escribir, a viajar, a leer, y a implicarme en varios proyectos sociales»

“La verdad es que ha sido una experiencia irrepetible, maravillosa pero muy dura, y creo que hay que poner final porque hay vida al margen de la abogacía. Reconozco que mi vida personal se ha resentido, porque los abogados debemos decir que no a veces para poder conciliar nuestra actividad profesional con nuestra vida personal, y yo sólo lo he aprendido al final de mi carrera”, destaca.

En ese periodo de tiempo, su carrera profesional se ha situado en lo más alto de la abogacía de los negocios. Ha estado en Board Global de Ashurst, fue la primera mujer en llegar a ese órgano directivo internacional y ha sido  también responsable para Europa y directora de la práctica inmobiliaria que ella creó y ha hecho crecer y convertirse en uno de los negocios claves del despacho.

“Es el momento del relevo y de cerrar los temas pendientes con clientes. Ismael Fernández Antón continuará como socio director del departamento inmobiliario y apostamos por el enorme talento de los miembros de nuestro equipo de cara a próximas promociones a la sociatura. Tenemos un equipo de primera que está perfectamente preparado para seguir acumulando éxito tras éxito”, explica a este periodista.

En su agenda está grabada la fecha del 1 de mayo en la que Cristina dejará de ser socia “para tener más tiempo libre y dedicarme a vivir. Me voy a quedar un par de años más como counsel para apoyar al equipo, pero viendo los toros desde la barrera y sin entrar directamente en las operaciones».

Un proyecto consensuado con su pareja

A partir del mes de mayo tiene claro que empieza una nueva vida, lejos de la presión de los despachos: “Voy a dedicarme a escribir, a viajar, a leer, y a implicarme en varios proyectos sociales, como ir a los campos de refugiados de Lesbos a prepararles para la entrevista en la que se decide si se les otorga el estatus oficial de refugiado, un proyecto que fue suspendido por la pandemia y ahora se reinicia».

En el centro con compañeros del despacho tras la operación Brick (la venta de las sucursales del Santander a Suncap & Pearl) (Foto: cesión propia)

La salida de Cristina de Ashurst es una decisión tomada conjuntamente con su marido Giles Boothman, socio de Londres y responsable global de reestructuraciones, “Hemos decidido retirarnos a la vez, es un proyecto de vida conjunta. Los dos llevamos más de treinta años en este negocio y somos conscientes de que ha llegado el momento de dejarlo y centrarnos en todo aquello que hemos tenido que posponer durante todos estos años”.

Casi siempre era la única mujer de diez o quince personas en la reunión»

Atrás queda una exitosa carrera profesional en la que nuestra interlocutora siempre tuvo en su mente los consejos de su padre, Justiniano Calvo Hierro, emprendedor, hombre hecho a sí mismo y convencido de que lo importante era mirar hacia adelante y sortear las dificultades “Somos diez hermanos, ocho hombres y dos mujeres y nosotras siempre hemos tenido claro que teníamos una carrera profesional por delante”.

Cristina recuerda que no le asustó que en sus inicios como abogada hubiera solo hombres en las reuniones con clientes a ambos lados de la mesa: “Casi siempre era la única mujer de diez o quince personas en la reunión, pero nunca me intimidó porque ya de pequeña viví ese ambiente masculino de estar rodeada de chicos por todas partes, y de hecho me sentía bastante cómoda”.

En su familia no había antecedentes de abogados “mi padre hizo Derecho y  fue el primero de su promoción, pero luego cursó el Master de IESE y se dedicó a ser empresario y a poner en marcha distintos negocios. Ahora sigue activo como consultor, pero nunca ejerció como abogado”.

Pese a ello reconoce que “ha sido mi mentor porque en aquella etapa de mis inicios profesionales las mujeres no teníamos referencias femeninas para inspirarnos como modelos. Sus consejos me han ayudado mucho“. Ahora es distinto, gracias a mujeres como ella.

Protagonista de la evolución del Real Estate en España

A lo largo de estas tres décadas de intensa actividad profesional, Cristina Calvo ha vivido en primera persona el desarrollo de esta práctica, que ahora es clave en cualquiera de los cincuenta primeros despachos de la abogacía de los negocios de cualquier país.

Cristina Calvo y el pintor Antonio lopez se han hecho muy amigos en estos diez últimos años (Foto: cesión propia)

“En el caso de Ashurst siempre fue una práctica clave que tiraba de otras áreas de actividad, como son fiscal, laboral y procesal. Por eso se explica mi incorporación a esta firma desde el principio. Primero ficharon al socio de corporate, luego al socio de financiero y conmigo se abría en el bufete el área inmobiliaria”.

Nuestra entrevistada recuerda que “en aquellos momentos, al llegar a Madrid, no conocía a nadie, tuve que ponerme las pilas para introducirme en el mercado y desarrollar la práctica inmobiliaria que en aquel momento era emergente”.

También recuerda que “ bufetes como Clifford Chance, Linklaters o Freshfields ya despuntaban en el sector, pero durante la crisis del 2008 muchas firmas decidieron reducir o eliminar sus prácticas de inmobiliario. Sin embargo, nosotros crecimos porque nos supimos adaptar a la coyuntura económica y nos dedicamos al inmobiliario distressed en sus distintas formas”.

A raíz de aquello, esta jurista cree que “las prácticas inmobiliarias de algunos bufetes son de apoyo, no generan mucho negocio por sí solas, sino que apoyan a los departamentos financieros y de M&A que son los fuertes. Sin embargo, en Ashurst siempre fue una práctica principal y de las que mayor reconocimiento ha tenido y tiene a nivel mundial”.

A lo largo de su carrera profesional su evolución como jurista ha sido siempre ascendente sorteando cualquier obstáculo.

«Ha sido una decisión muy pensada y que corresponde al momento vital que ahora vivo”

“Me presenté a las elecciones del Board, órgano de gestión del despacho a nivel global, en el 2011. Fui la primera mujer en salir elegida, aunque se presentaron otras tres abogadas inglesas. Fue un hito importante y para mí supuso el primer contacto con la gestión global del despacho”.

Con posterioridad en el 2013 “nos fusionamos con la firma australiana Blake Dawson, con lo cual se creó Ashurst Australia. A consecuencia de la fusión hubo elecciones al nuevo Board global y volví a salir elegida. En el 2016 quise dejar el Board porque estaba divorciándome y necesitaba dejar de viajar tanto para centrarme en mis hijas, y me ofrecieron el puesto de Head Of Europe, en el que estuve hasta el 2020”.

Una decisión muy meditada

La decisión de salir del mundo intenso de la abogacía de los negocios la fue barruntando Cristina en estos últimos años y no le costó demasiado tomarla “En los últimos dos años he vuelto a centrarme en el equipo y en los clientes, dejando la gestión de lado. Ha sido una decisión muy pensada y que corresponde al momento vital que ahora vivo”.

En estos treinta años de carrera profesional reconoce que ha intentado todo para conciliar su vida personal con la profesional “madrugaba mucho para salir a las siete de la tarde, reducía el tiempo de la comida pero era complicado conciliar porque a las siete de la tarde seguían llamándote los clientes, y las reuniones duraban hasta las nueve o las 10 de la noche”.

Al final adoptó otro tipo de rutina más realista “desayunar con mis hijas y acompañarlas al colegio, a mediodía iba al gimnasio para hacer deporte y de esa forma poder aguantar este nivel de actividad profesional. Y por la noche intentaba llegar sobre las ocho y media para cenar todos juntos, lo que no siempre conseguía. Esa ha sido mi rutina”.

Cristina se muestra satisfecha “mi meta era ser socia, algo que parecía imposible de lograr en mis inicios como abogada. Lo conseguí y todo lo que ha venido después (ser la primera en llegar al Board, por ejemplo) ha sido un bonus para mí. Al final te planteas hacer otras cosas en la vida porque este trabajo es muy absorbente. Cuando estás cerrando operaciones hay noches que ni siquiera duermes”.

Tiene claro que “tanto mi marido como yo hemos disfrutado mucho. Y ahora es el momento de hacer otras cosas. Podemos vivir fuera de la abogacía y hemos puesto fecha para nuestra salida”.

La oportunidad del Covid19

Desde su punto de vista el impacto del Covid19 a nivel global y especialmente a los despachos de abogados, abre la puerta al uso de las herramientas telemáticas y a una forma de trabajar más flexible “ahora podemos aprender a conciliar mejor. Parece claro que el modelo híbrido ha venido para quedarse en las firmas de abogados porque los profesionales lo demandan y va a ser clave para ganar la guerra del talento”.

En esa carrera profesional, echando la vista atrás no puede dejar de citar a varias personas claves en su vida como abogada. “Vuelvo a hablar de mi padre, uno de mis referentes, por su energía y capacidad de emprendimiento, que aún mantiene a sus 82 años”.

Junto a él rescata también en sus recuerdos a Gonzalo Jiménez-Blanco, “fue socio director de Ashurst hasta el 2016 y realmente nos hicimos muy amigos.  Su muerte en el 2019 me marcó mucho. Fue la primera vez que me paré a pensar en que quizá tenía que ir poniendo freno a una carrera profesional tan intensa”.

A su juicio “los socios de grandes despachos de abogados estamos inmersos en una actividad frenética donde no tenemos tiempo para nada. Su muerte me hizo reflexionar, Gonzalo hablaba de retirarse y montar una boutique de arbitraje con su amigo Sebastián Albella,  quien ha sido luego presidente de la CNMV. Pero no le dio tiempo”.

Desde aquél momento “supe que no quería morirme sin hacer otras cosas que no estuvieran vinculadas a la abogacía. El índice de fallecimientos tempranos en la profesión es alto, te das cuenta de que la presión constante puede convertirse en un problema”.

Cristina señala que “a partir de ese momento, de ese cambio de chip, noté que ya no disfrutaba de la misma manera, de que las operaciones empezaban a parecerme todas iguales, pese a que cada una tiene su historia”.

Otra persona clave en su vida profesional ha sido Alicia Muñoz Lombardía,  Vicesecretaria del Consejo de Santander España “Nos conocimos en el sale & lease-back de las oficinas del Santander y nuestra relación se intensificó haciendo este tipo de operaciones tan voluminosas. Luego hemos seguido estando en contacto y en los momentos difíciles nos hemos ayudado mucho mutuamente- Las dos tenemos una trayectoria parecida y hemos trabajado muy duro para llegar a donde hemos llegado”.

A lo largo de los años, la presencia de mujeres juristas en este sector inmobiliario ha crecido de forma notable. “Entidades como Wires, de la que fui presidente un año, y que aglutina a las mujeres que intervenimos en el sector inmobiliario, ha sido clave para ese desarrollo. La idea que puso en marcha Cecilia Espinosa de los Monteros ha ayudado a hacernos más visibles en este sector, tradicionalmente muy masculino”.

Presente en grandes operaciones

Nuestra interlocutora es la historia viva de las principales operaciones de real estate que han tenido lugar en nuestro país “de la que más orgullosa estoy es de la venta de las 1152 oficinas del Banco de Santander, una operación de más de 2 billones de euros que se cerró en 2007 y donde asesoramos a los fondos compradores Sun Capital & Pearl, y que ha sido la más grande del mercado hasta la fecha”.

Cristina con su equipo de Ashurst: «Hemos logrado tener un equipo muy competitivo»  (Foto: cesión propia)

La visibilidad que les dio esta operación fue luego clave para su involucración en otro tipo de operaciones “con posterioridad fuimos asesores del propio Banco Santander, en operaciones como la venta de Aktua (el servicer de Banesto) y después en Scuderia, la venta del portfolio de REOs (inmuebles adjudicados) del Santander a Morgan Stanley por un importe superior a los 3Bio€. Estuvimos nueve meses negociándola, pero al final no salió. Era 2012, la prima de riesgo española estaba por las nubes y estábamos a punto de ser rescatados…», recuerda.

Desde su punto de vista “ya no se ven operaciones de ese volumen, porque los bancos han reducido mucho su exposición al negocio inmobiliario y los fondos no tienen portfolios de activos de ese tamaño, ahora se considera grande cualquier operación de más de 100Mio€, y tampoco hay muchas de esas».

Para esta experta hablar del sector inmobiliario o su acrónimo anglosajón real estate es hacerlo de una actividad que engloba una industria con diversos subsectores, entre logística, oficinas, hoteles, y otros subsectores anticiclícos donde siempre hay actividad “cuando las cosas van bien se compran y venden activos más core, si van mal empiezas con el distressed y ves que los fondos se interesan en deuda de hoteles, por ejemplo, que es lo que está pasando ahora”.

Respecto al momento actual del sector inmobiliario en un momento de crisis producido por la guerra de Ucrania y los problemas que genera la inflación y la subida de los tipos de interés, Cristina señala que “el mercado está algo parado. Cerramos antes de fin de año algunas operaciones, otras se cayeron por el alza de los tipos de interés. Junto a ello está a punto de llegar una ola de reestructuraciones y de operaciones distressed”.

Desde su punto de vista, “la situación pasa por un impase, de hecho hay varios fondos que han desinvertido para hacer cash y estar preparados para cuando lleguen otras oportunidades de inversión, lo previsible es que se materialicen hacia finales del segundo trimestre, poco antes del verano”.

Esta jurista siempre nos ha recordado en otras conversaciones pasadas y nos vuelve a insistir ahora que “el sector inmobiliario es una industria compleja a la que se puede acceder de distintas formas”.

Es el caso de las SOCIMI, ahora de actualidad, aunque en este momento aparecen algo devaluadas en Bolsa, pero al mismo tiempo se puede invertir a través de deuda; directamente comprando activos o sociedades tenedoras de activos, o portfolios. Luego hay distintos productos en el sector, desde hoteles, hasta naves logísticas; residencial o productos nuevos como el coliving”.

En su opinión, “este contexto  hace que tengas que diseñar un equipo jurídico que abarque todos los subsectores, añadiendo de forma transversal a abogados de otras áreas del despacho como son corporate, fiscal, procesal, todos ellos con mucha experiencia a su vez en operaciones inmobiliarias. En la actualidad real estate es una de las prácticas más importantes de Ashurst a nivel global. Que ahora me retire de la primera línea no va influir en que sigamos siendo líderes de este mercado”.

Cristina con dos ilustres amigas, Alicia Muñoz del Banco de Santander y Maria Zubiaga, mujer de Gonzalo Jimenez Blanco (Foto: cesión propia)

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