Materia Prima: el mercado convertido en restaurante
Un espacio culinario donde el producto habla por sí solo, la cocina lo realza con sencillez y el comensal disfruta de una experiencia tan libre como auténtica

Tiradito de pulpo (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Materia Prima: el mercado convertido en restaurante
Un espacio culinario donde el producto habla por sí solo, la cocina lo realza con sencillez y el comensal disfruta de una experiencia tan libre como auténtica

Tiradito de pulpo (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
A un paso del bullicio del Santiago Bernabéu, en el número 7 de la calle Doctor Fleming, se abre un refugio gastronómico donde el mercado se convierte en restaurante. Materia Prima invita a detenerse frente a sus vitrinas como quien pasea por una lonja, dejarse tentar por la frescura de cada pieza y decidir al instante qué llevar a la mesa. Una experiencia distinta, sencilla y honesta, en la que la elección recae por completo en el comensal y el verdadero protagonista es siempre el producto.
Cuando la libertad se sienta a la mesa: la historia de una idea diferente
La idea nació de un gesto tan cotidiano como revelador: Ricardo Garrastazu, cansado de ver cómo su mujer encontraba excesivas las raciones en los restaurantes tradicionales, decidió crear un lugar a medida, donde la libertad de elegir fuese la norma. Lo que empezó como una anécdota acabó convirtiéndose en un concepto capaz de conquistar a quienes valoran la transparencia y la frescura.
En Materia Prima no hay cartas interminables ni artificios superfluos: basta con mirar y dejar que la cocina resalte lo esencial. La verdadera innovación reside en la libertad que ofrece al comensal: frente a las vitrinas, se puede elegir exactamente qué pieza desea, la cantidad y cómo quiere disfrutarlo, ya sea llevándolo a casa para una comida privada o dejándose seducir por la magia de que lo preparen al instante en el restaurante. Las vitrinas, iluminadas con mimo, despliegan pescados plateados, mariscos recién llegados de la lonja y cortes de carne que despiertan el apetito al instante; cada pieza parece invitarnos a tocarla, a imaginar su sabor y a tomar la decisión perfecta. Esta dinámica, que recuerda a la dinámica de algunos mercados tradicionales, resulta casi inédita en pleno Madrid y aporta un componente lúdico y profundamente personal a la visita, donde cada decisión se convierte en parte del placer de comer.

Gambas de Huelva (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Calidez, servicio y producto se unen para realzar la materia
Tras la elección, el recorrido continúa hacia el salón en la parte superior, un espacio acogedor y elegante donde se disfruta de la comida con calma y comodidad. Para quienes prefieren un encuentro más informal, la barra ofrece el escenario perfecto para un aperitivo o un bocado rápido, mientras que la terraza cubierta se extiende con amplitud, convirtiéndose en uno de los rincones más agradables del restaurante: luminosa, cómoda y protegida, invita a prolongar la sobremesa con tranquilidad y a disfrutar sin prisas.
En Materia Prima, el nombre no es casual: la materia es de una calidad excepcional y eso se nota en cada bocado. Pescados y mariscos llegan directamente de las lonjas de Isla Cristina y Ayamonte, mientras que las carnes provienen de ganaderías seleccionadas como La Finca, garantizando frescura y sabor auténtico. Lo recomendable es dejarse guiar por el personal, cuyo conocimiento sobre lo que ha llegado ese día permite tomar decisiones acertadas. Pero la excelencia del producto solo es el primer paso: la elaboración es fundamental y de ello se encarga Alden Austria, jefe de cocina filipino formado en España, quien logra realzar cada ingrediente respetando su esencia. Es también el momento de reconocer el trabajo del equipo: profesional, cercano y servicial, capaz de acompañar la experiencia con calidez y conocimiento, cerrando el círculo de un concepto donde el nivel y la atención se perciben en cada detalle.

Fritura andaluza (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Del mar a la mesa: gambas y pulpo que marcan el inicio
El primer plato son las gambas de Huelva a la plancha, dispuestas con elegancia en una presentación de hoja ovada que realza su frescura y atractivo visual. Tiernas, casi como si se pelaran solas al contacto con los dedos, cada gamba destaca por su sabor intenso y ligeramente dulce, potenciado por el toque justo de sal y el calor de la brasa, que realza su aroma sin enmascararlo. La combinación de firmeza y jugosidad refleja la calidad excepcional y convierte cada bocado en un placer simple y directo.
Como plato fuera de carta, pero altamente recomendable, llega el tiradito de pulpo, una propuesta pensada para los amantes de este cefalópodo. Las porciones de pulpo, tiernas y jugosas, se sirven sobre una base de leche de tigre y mango, aportando frescura y un regusto ligeramente cítrico, al equilibrar el sabor marino del pulpo. La preparación se enriquece con una espuma de mayonesa de ají y almendras, que añade cremosidad y un punto de picante a gusto del comensal, jugando con la textura y realzando la complejidad del plato.

Urta a la roteña (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Mariscos crujientes y pescado de calidad, protagonistas de la mesa
Otro de los imprescindibles para disfrutar de los sabores del mar es la fritura de pescado variada, un clásico reinterpretado con producto de primera. Crujientes y dorados, boquerones adobados con limón, chanquetes, chipirones, acedías y chocos conservan su sabor auténtico y su textura característica. La fritura es perfecta, ligera y nada grasienta, lista para disfrutarse tal cual, aunque podría acompañarse de una mayonesa que aporte un matiz extra de suavidad. Un plato perfecto para compartir y sumergirse en la tradición marinera con el sello de la casa.
Como plato principal, llega la urta a la roteña, un pescado de carne blanca, firme y sabrosa realzado por un sofrito de tomate y pimientos, aromático y lleno de carácter. El fondo, jugoso y ligeramente especiado, acompaña cada bocado y potencia el sabor de este pescado semigraso sin enmascararlo. Cada trozo mantiene la textura perfecta, tierna pero consistente, y conserva ese sabor fresco y delicado que hace que se distinga de otros pescados.

Choco Pasión (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Dulce cierre y maridaje: postres, vinos y satisfacción completa
Para terminar, merece la pena dejar un hueco para los postres caseros, auténtico broche final de la experiencia. Entre ellos, el Choco Pasión se presenta como una especie de deconstrucción con helado de chocolate y tierra de chocolate, intenso y quizá pastoso en exceso, pero ideal para los amantes del cacao. La Torrija Caramelizada Siglo XXI con helado de coco es un acierto seguro: el dulzor justo, la parte superior perfectamente caramelizada a temperatura ambiente y el contraste con el helado de coco crean un equilibrio sorprendente y nada habitual, que conquista por originalidad y sabor. Para los más clásicos, la Tarta Fina de Manzana y la tarta de queso cremosa ofrecen la garantía de un cierre reconfortante y delicado.
La carta de vinos recorre toda la geografía española, con una cuidada selección de uvas y denominaciones. Como no podía ser de otro modo, optamos por un blanco Albariño, fresco y aromático, que acompaña a la perfección tanto a los mariscos como a los pescados, realzando sus sabores sin restar protagonismo.
En definitiva, Materia Prima es un lugar donde la calidad del producto y la libertad de elección marcan la experiencia desde el primer instante. Cada detalle, desde las vitrinas hasta la cocina, pasando por la atención cercana y profesional del equipo, refleja un concepto pensado para disfrutar del mar y de la tierra con sencillez y autenticidad. Es un espacio al que apetece volver, sabiendo que cada visita ofrece nuevos matices y sabores para descubrir.

Torrija caramelizada Siglo XXI (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
