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José Mª Alonso (I/II): «Los abogados no somos visitantes de los juzgados sino parte de la Admon de Justicia»

El decano del ICAM se muestra beligerante con el trato recibido por los abogados en algunos juzgados

José María Alonso, Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (Foto: Economist & Jurist)

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José Mª Alonso (I/II): «Los abogados no somos visitantes de los juzgados sino parte de la Admon de Justicia»

El decano del ICAM se muestra beligerante con el trato recibido por los abogados en algunos juzgados

José María Alonso, Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid (Foto: Economist & Jurist)



José María Alonso, decano del Colegio de Abogados de Madrid (ICAM) y vicepresidente del Consejo General de la Abogacía Española, tiene a sus espaldas más de 40 años de ejercicio de la abogacía, una experiencia que ha plasmado en sus cuatro años al frente de la institución. Economist & Jurist ha mantenido con él una entrevista en la que no ha evitado contestar ninguna pregunta y en la que, sin olvidar el cargo institucional que ocupa, se ha mojado cuando creía que tenía que hacerlo y ha marcado claramente su punto de vista sin medias tintas.



Parte de la conversación ha tenido como fondo el nuevo Estatuto de la Abogacía. A este respecto, uno de los asuntos relacionados con el mismo es la protección del secreto profesional, que ha peligrado en algunos sonados casos como el de las filtraciones de los llamados Papeles de Pandora. Alonso recuerda que “el Colegio de Madrid y yo en particular hemos sido muy beligerantes en lo que es la defensa del secreto profesional de los abogados”. Afirma que la ciudadanía puede entender que es un privilegio del abogado, que pretende cubrirse frente a determinado tipo de investigaciones “sin embargo, no es cierto, el secreto profesional es un derecho del cliente”, subraya.

Secreto profesional

Sobre este asunto, se muestra tajante al afirmar que “todo lo que tienda a eliminar ese secreto profesional va contra el derecho de defensa”. El decano del ICAM relata que en España hay una cierta pelea entre las autoridades económicas y de competencia y las autoridades en materia de Justicia. “Unos pretenden que esto sea una especie de mundo abierto y en el mundo de la justicia se trata de regular”, asegura.



Alonso ha sido socio director de Baker & McKenzie en Madrid. (Foto: Google)



En relación al caso de los Papeles de Pandora, Alonso destaca que los abogados de empresa son muy atacados cuando surge algún problema como éste y recuerda una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, la Akzo Nobel, en la que fallaba que eran empleados y que, por lo tanto, no estaban protegidos por el secreto profesional. “Eso el Estatuto General de la Abogacía lo recoge por el contrario”, subraya. “Este país no distingue cómo ejercites tu profesión porque el secreto profesional es inherente al ejercicio de la abogacía”.

En cualquier caso, sí deja claro que esto solo vale “siempre y cuando estés colegiado, porque algunos licenciados en derecho de empresas piensan que son abogados y mientras no están colegiados no son abogados y no están protegidos por el secreto profesional”. Además, recuerda que “el secreto profesional no puede servir para proteger al abogado o al cliente frente a conductas que son ilícitas cometidas por el abogado”.

Uno de los despachos que apareen en la investigación periodística es Baker & McKenzie, despacho del que fue socio director en Madrid. “Mientras estuve en Baker & McKenzie no tenía ningún tipo de conocimiento de este tipo de historias”. Además, defiende que “la información no viene del despacho porque en general los abogados de este tipo de despachos son especialmente cuidadosos en ese aspecto. Si ha habido filtraciones se han conseguido por medios ilícitos. Por lo que conozco ese despacho no creo que haya realizado ninguna actuación de la que deba avergonzarse”.

Uso de la publicidad

La publicidad es un elemento que durante mucho tiempo ha permanecido ajeno al mundo de los bufetes pero que ha llegado para quedarse. Precisamente el Código de Buenas Prácticas de la Abogacía hace referencia a este asunto. José María Alonso se muestra a favor de que haya publicidad por parte de los despachos, pero muestra su preocupación sobre determinados tipos de publicidad “que más bien me resultan denigratorios de nuestra profesión”.

La publicidad está cada vez más extendida entre los despachos. (Foto: Google)

Pone el ejemplo de La Divorciata, una furgoneta que va por los hipermercados diciendo que divorcia a la gente por 150 euros. “Eso, a mi juicio, no dignifica la profesión. Nuestro trabajo es muy serio y muy profundo y por consiguiente no pude decir que le hago el trabajo baratísimo porque eso me crea serias dudas sobre la dedicación que hagas a ese cliente” expresa.

A su juicio, la publicidad “tiene que respetar la dignidad de la profesión y no debe crear expectativas de una atención que no se pueda dar a esos precios”.

Libre competencia

Por lo que respecta a la libre competencia entre despachos, Alonso cree que quienes han redactado el Código de Buenas Prácticas “han tenido cuidado para que no se limite el tema de la competencia”. Sin embargo, aboga por que “este tema estuviera más claramente regulado”.

Alonso se queja de que “las autoridades de competencia quieren que esto sea libre absolutamente y que no haya ningún tipo de guía ni de práctica y que aquí cada uno haga lo que le venga en gana”, pero cree que “eso no puede ser. Hay que poner un determinado tipo de limitaciones”.

Aunque en el transcurso de la conversación Alonso ha mantenido un tono pausado que no ha dejado en ningún momento, han salido a colación dos cuestiones sobre las que se ha mostrado especialmente molesto: las comunicaciones entre cliente y abogado y el trato dado a los abogados en algunos juzgados.

Comunicación cliente-abogado

En cuanto al primero, se ha recordado en el caso por el que fue inhabilitado el juez Baltasar Garzón en 2012, cuando se interceptaron de forma ilegal conversaciones entre algunos implicados en la trama Gürtel y sus respectivos letrados. Alonso se muestra tajante al afirmar que “es un tema muy serio” y que “eso ataca directamente al derecho de defensa”. Recuerda que “en este caso formaba parte de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de Madrid con Antonio Hernández Gil como decano y el colegio insto la nulidad de las comunicaciones, de lo que se había grabado en las comunicaciones abogado cliente y se decretó judicialmente la nulidad de esas comunicaciones. Me parece de cajón”.

Baltasar Garzón. (Foto: Semana)

Sobre este asunto, y la contundencia con que se manifiesta al respecto, asegura que “no he venido aquí a cubrir el expediente y a ser políticamente correcto. Yo tengo mi carrera hecha y tendré que decir honestamente las cosas que me parecen bien y las que me parecen mal. Y eso no me pareció bien, y tengo todo el respeto por Baltasar Garzón”.

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