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Estilo de Vida

Cocina catalana sin inventos

Tradición y sabor auténtico en cada plato desde 1968

(Imagen: Macarfi)

Pablo Pintó Ortín

Chef y gestor gastronómico




Tiempo de lectura: 3 min

Publicado




Estilo de Vida

Cocina catalana sin inventos

Tradición y sabor auténtico en cada plato desde 1968

(Imagen: Macarfi)

El restaurante Casa Jordi de Barcelona es de los pocos establecimientos de la ciudad Condal en los que se puede disfrutar de cocina catalana auténtica. De la cocina que ha perdurado en el tiempo. Platos que hace más de un siglo dejaron de evolucionar por haber llegado a un punto de excelencia mayoritariamente aceptada por sus degustadores. Nada tiene que ver esta cocina catalana con las versiones actualizadas de la misma. En Casa Jordi se respeta la ortodoxia de las recetas, cuyo éxito las ha convertido en imperecederas desde hace muchas décadas. Este restaurante abrió sus puertas por primera vez en el año 1968. Su fundador fue el señor Jordi Piquer. Entre su clientela inicial había mucha gente del mundo del teatro y la creatividad. Entre ellos, el famoso publicista Leopoldo Pomés, fundador de varios restaurantes emblemáticos de Barcelona que hoy siguen abiertos como Giardinetto o Flash Flash.

Casa Jordi está situada en el pasaje Marimon n. 18. Es una pequeña calle de una sola dirección que une la avenida Diagonal con la calle Travesera de Gracia, muy cerca de la plaza Francesc Maciá. Una zona prime, llena principalmente de oficinas y no muy alejada de barrios residenciales. El local no es muy grande. Tiene un comedor en planta y otro en un piso superior. El juego de biombos y los caprichos de los espacios irregulares hacen que muchas mesas parezcan estar en pequeños salones privados. La decoración es clásica y del siglo XX. Las mesas bien vestidas con manteles blancos siempre limpios. Hay que desconfiar de los manteles oscuros; en ellos es fácil ocultar la suciedad. Por contra, el color blanco denuncia con fuerza cualquier falta de higiene.



(Imagen: Macarfi)

En Casa Jordi es un placer esperar la comida disfrutando de un poco de pan con tomate, como solo saben hacer en Cataluña. Es recomendable pedir alguno de los siguientes platos auténticos de cocina catalana clásica:

Esqueixada, plato frío de bacalao marinado; Trinxat, plato de verduras aplastadas, pasadas por la sartén e ilustradas con panceta; escalivada, berenjena y pimiento rojo cocido al fuego o al horno; Peus de porc a la parrilla, son las manitas de cerdo especialmente tratadas; caracoles a la llauna hechos al horno y acompañados con salsa vinagreta y all i oli; bacalao a la llauna, lomo de bacalao rebozado y acompañado de mongetes (judías blancas); fricandó, guiso barcelonés de ternera acompañado de moixernons (senderuelas en castellano). Para terminar, postres de músic, surtido de frutos secos, pasas, orejones e higos secos acompañados de vino moscatel.

La bodega es muy correcta. La selección de referencias es abierta e inteligente, capaz de agradar a muchas y diferentes sensibilidades.

(Imagen: Macarfi)

El servicio de mesa muy bueno. Entre sus camareros se encuentran algunos de los que realizaron esas funciones en el emblemático y añorado restaurante Reno de Barcelona, hoy ya desaparecido, pero que, junto con el también disuelto Finisterre y el vivo Via Veneto, constituían el top de la restauración de lujo en Barcelona.

El precio aproximado por comensal es de unos 60 euros.

Casa Jordi es visita obligada para quien quiera conocer la cocina catalana clásica de verdad.

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