El D3S3O: Abrazar con el alma y el paladar a través de la cocina de autor
Un espacio donde la creatividad culinaria y el respeto por el producto se unen en un ambiente ideal, pensado para reuniones y encuentros que buscan conectar más allá del plato

Solomillo de vaca vieja con verduras salteadas (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
El D3S3O: Abrazar con el alma y el paladar a través de la cocina de autor
Un espacio donde la creatividad culinaria y el respeto por el producto se unen en un ambiente ideal, pensado para reuniones y encuentros que buscan conectar más allá del plato

Solomillo de vaca vieja con verduras salteadas (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
En pleno corazón del madrileño barrio de Almagro, una de las zonas más señoriales y elegantes de la capital, El D3S3O se consolida como un restaurante capaz de despertar el apetito más profundo: el del alma. Su propuesta va más allá de lo gastronómico, fusionando la esencia de la cocina de autor con una mirada contemporánea que reivindica el producto como protagonista absoluto. Desde este cruce entre clasicismo y originalidad, nace un proyecto de restauración con infinitas posibilidades, destinado a emocionar tanto en lo culinario como en lo vivencial, en un espacio que respira luz, estilo y vocación de excelencia.
Lo primero que llama la atención antes incluso de cruzar la puerta es su amplia terraza, con capacidad para cincuenta comensales, siempre animada, equipada con difusores de agua que suavizan el calor madrileño y convierten el lugar en un imán a cualquier hora del día. Al adentrarse en el edificio, otra particularidad sorprende: dos restaurantes conviven bajo el mismo techo, cada uno con su propia personalidad. Uno de ellos, más informal y distendido, El S3CR3TO; el otro, El D3S3O, con un enfoque más refinado y gastronómico, destinado a quienes buscan una experiencia reposada, cuidada y con carácter.
Un espacio elegante, funcional y pensado para el encuentro
El interior de El D3S3O respira una elegancia serena y acogedora, fruto de una cuidada combinación de materiales cálidos y una estética sobria, invitando al confort. Maderas, tonos blancos y una iluminación tamizada envuelven al comensal en un ambiente equilibrado entre clasicismo y una pincelada contemporánea, con cuadros de arte abstracto aportando personalidad sin romper la armonía del conjunto.
El comedor principal, amplio y luminoso, combina comodidad e intimidad, mientras los reservados aportan mayor privacidad, ideales en encuentros laborales, almuerzos profesionales o celebraciones familiares. Más que un simple entorno agradable, el espacio se proyecta para facilitar la conversación, el entendimiento y el networking, con vocación clara de acoger eventos que trascienden lo puramente gastronómico. En esta línea, El D3S3O cuenta con una estrategia de comunicación bien definida y una propuesta orientada a diversos colectivos profesionales —como personal diplomático, cámaras de comercio o despachos de abogados— que hallan aquí un lugar versátil, elegante y funcional. Como detalle diferencial, poco habitual en el centro de Madrid, el restaurante cuenta con plazas de estacionamiento propias dentro del mismo edificio, con acceso directo al local, una prestación que garantiza comodidad, confidencialidad y seguridad, especialmente valorada en el ámbito corporativo.

Flores de alcachofa confitadas (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Raíces con alma: del éxito mexicano a la hospitalidad madrileña
Antes de adentrarse en la propuesta gastronómica, merece la pena detenerse en el origen del proyecto, ligado al exitoso empresario mexicano José Luis Soberón, quien, tras el reconocimiento obtenido con El S3CR3ETO de México, decidió exportar su modelo con estas dos nuevas propuestas en el corazón de Madrid. Su influencia mexicana va más allá de lo culinario y forma parte de la identidad del restaurante. No es casual que a Soberón le guste destacar el término apapachar, una palabra difícil de traducir al castellano que va más allá de abrazar o mimar. En realidad, apapachar es acariciar el alma, cuidar desde lo emocional, reconfortar; y es ese espíritu —presente en el espacio, el trato y la cocina—el que El D3S3O transmite con naturalidad, haciendo que cada visita se sienta especial, cercana y profundamente humana. A ello se suma la profesionalidad impecable del equipo de sala, encabezado por Óliver, cuya atención cercana y discreta contribuye a redondear la experiencia. Explica cada plato con claridad, cuida el ritmo del servicio y está presente sin invadir, aportando ese equilibrio tan difícil entre cercanía y elegancia.
La propuesta gastronómica apuesta por un equilibrio perfecto, con una selección justa y sin exceso, recogiendo lo esencial. Cocina de autor basada en ingredientes de primera calidad y en recetas que han llevado la gastronomía española a la fama mundial. El restaurante se centra en productos de temporada y en una técnica honesta, sin artificios. Sabor y respeto al producto predominan, junto a un toque moderno que aporta personalidad. Además, cuenta con cocina abierta todos los meses del año y un horario amplio y continuado —de lunes a miércoles de 13:30 a 23:00 y de jueves a sábado hasta las 00:00—, lo que permite disfrutar de su carta con libertad y sin limitaciones. El resultado es una propuesta clara, con carácter propio, reflejo fiel de El D3S3O: un restaurante clásico con espíritu contemporáneo.

Cebiche de corbina (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Sutileza y esencia en una selección de entrantes para abrir boca
La carta de entrantes ofrece una cuidada selección donde cada plato tiene su carácter y lugar, con el objetivo de abrir el apetito con sabor y armonía. Uno de los más destacados es el laminado de atún con soja, wasabi y trufa, un plato delicado y sedoso, que juega con el contraste entre la untuosidad del pescado y la intensidad aromática de la trufa. Se deshace en boca con elegancia, dejando una sensación limpia y persistente. También sobresalen las flores de alcachofa confitadas con lascas de jamón, un entrante que encierra la complejidad de lo aparentemente sencillo. La textura tierna y fundente de la alcachofa, con su sabor delicado y aterciopelado, ofrece un bocado redondo, fruto de una cocción perfecta y la máxima expresión de su esencia natural. Completa la propuesta una tarrina de foie con manzana y queso de cabra, anchoas de Santoña con tomate y aguacate, croquetas de jamón ibérico, ensaladilla con ventresca y dos tablas —de quesos artesanos y jamón ibérico de bellota D.O.—.

Steak tartar de solomillo de vaca (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Propuesta principal diversa, capaz de satisfacer múltiples preferencias
Los primeros platos ofrecen una buena mezcla de sabores y texturas, pensados para satisfacer distintos apetitos y momentos. Pese a no ser un restaurante peruano, nos decidimos por el ceviche de corvina y la elección resultó acertada. Está elaborado siguiendo la receta tradicional, con un equilibrio fresco que respeta la calidad del pescado. Aunque la intensidad del marinado podría haberse potenciado un poco más para realzar ese toque ácido y picante característico, el plato mantiene su delicadeza y sabor, ofreciendo una versión muy correcta y agradable dentro de la propuesta. Puede acompañarse con totopos y una salsa picante elaborada artesanalmente.
Entre los segundos, el solomillo de vaca vieja con verduras salteadas se impone como una opción imprescindible por su intensidad y calidad. La carne, de textura firme pero jugosa, se presenta junto a un salteado de verduras, aportando frescura y contraste en un plato redondo y satisfactorio. Por su parte, el steak tartar de solomillo de vaca sorprende por su sabor fresco, aliño bien ligado y equilibrio en boca, con un punto justo de acidez capaz de realzar el conjunto sin perder delicadeza. Quienes prefieran elaboraciones más reposadas o sabores de guiso, encontrarán propuestas como el rabo de toro con puré de patata o el cochinillo confitado con boniato. La carta también da espacio a platos más ligeros y equilibrados, con una selección de pescados bien tratada y varias ensaladas de perfil fresco.

Filloas de matcha y mascarpone (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
Dulce final y brindis perfecto
El cierre dulce se mantiene en la línea del conjunto: honesto, sabroso y sin complicaciones. La tarta de queso con frutos rojos destaca por cremosidad, sabor afinado y textura impecable, un final inolvidable. La propuesta de filloas de matcha y mascarpone con helado de pistacho nos dejó sorprendidos por la innovación, la intensidad del sabor, frescura y un punto aromático muy medido. Completan la oferta el lingote de chocolate blanco y el intenso “D3S3O” de chocolate líquido, ideales para paladares golosos. La propuesta líquida redondea la experiencia con una selección variada y cuidada: desde aperitivos y burbujas frescas como María Casanova Glaç Brut o el clásico Veuve Clicquot, pasando por blancos y rosados con mucha personalidad, como Paco & Lola, Las Moradas de Albillo Real o el siempre confiable Marqués de Riscal, hasta tintos contundentes y elegantes como Pago de Carraovejas, Aalto, Valbuena 5º año e incluso la joya de la corona, Vega Sicilia Único. Hay opciones para todos los gustos y momentos, siempre listas para acompañar y realzar cada plato.
En definitiva, este restaurante ofrece mucho más: una cocina de autor con personalidad y sabor, una atmósfera cuidada, servicio impecable y una propuesta líquida de gran nivel. Todos esos elementos convierten cualquier reunión o encuentro en una experiencia especial. Ya sea una comida de trabajo, una celebración íntima o una velada gastronómica, el espacio brinda el escenario perfecto para disfrutar con tranquilidad y confianza, logrando transformar cada momento en una experiencia que va más allá de lo meramente culinario. Gracias a su constancia y excelencia, está presente de forma recurrente entre los 100 mejores restaurantes de la capital según la prestigiosa plataforma de reservas gastronómicas, The Fork, consolidándose como una elección segura en el corazón de Madrid para quienes buscan calidad, estilo y un ambiente acogedor.

Tarta de queso con frutos rojos (Imagen: Alberto Sanz Blanco)
