La cocina escondida. El Xalet Suís de Lérida
La cocina leridana resiste en silencio entre caracoles, bacalao y tradición romana

(Imagen: Xalet Suís)
La cocina escondida. El Xalet Suís de Lérida
La cocina leridana resiste en silencio entre caracoles, bacalao y tradición romana

(Imagen: Xalet Suís)
En Lérida capital es frecuente que sea complicado encontrar restaurantes con oferta de comida típica leridana. Según comentan restauradores de la zona, esta ausencia se debe a que, frecuentemente, el cliente leridano, cuando visita un restaurante, quiere comer platos que no come en su casa. Por ello, es difícil encontrar en las cartas leridanas especialidades como la “coca de recapte”, un manjar que fue creado por las tropas romanas al penetrar en las tierras del Urgel y utilizar como plato la masa de harina. Esta improvisada vajilla comestible, por falta de intendencia de los conquistadores romanos, la ilustraban con los productos de la zona: hortalizas y butifarra (llamada “llonganiza” en catalán de Lérida), o con “arengada” (sardinas en salazón). Muchos de estos soldados romanos procedían del sur de Roma. Al regresar a su tierra, ennoblecieron ese plato con queso, anchoas y otros aderezos, dando origen a la pizza, según algunos historiadores especializados en gastronomía.
También es muy complicado encontrar “arroz del tros”, un plato que comían los campesinos para celebrar la recolección de las cosechas, compuesto por arroz, “colomí” (un tipo de paloma muy pequeña de campo), espinacas y un buen sofrito. La escalivada cuesta encontrarla, por ser considerada frecuentemente un plato muy humilde, consistente en berenjenas y pimientos cocidos directamente sobre fuego.

(Imagen: Xalet Suís)
Los caracoles son el único plato leridano que sí está presente con frecuencia en las cartas. Cocinados a la “llauna” o en salsa, es un plato que entusiasma a los leridanos.
El restaurante El Xalet Suís, situado en la zona alta de Lérida, es un establecimiento pequeño pero confortable. Tanto en invierno como en verano, la temperatura ambiente está muy bien regulada, y ello tiene especial mérito en Lérida, pues es una ciudad con clima continental, que pasa del frío al calor extremo con mucha facilidad. Las mesas están bien puestas, con manteles y cubertería bien colocada. Su carta, en cierto modo, es fiel al modelo leridano y, por ello, limita mucho los platos típicos de la zona, pero afortunadamente hace excepciones que vale la pena resaltar. Los caracoles a la “llauna” (hechos en un recipiente de lata) están limpios y con perfecta cocción. Los acompañan con un alioli destacable y una excelente salsa vinagreta.

(Imagen: Xalet Suís)
También trabajan muy bien el bacalao, tanto en frío como en caliente. La escalivada la utilizan de acompañamiento para algunos platos; es recomendable pedirla como entrante, ya que tiene una gran calidad de materia prima y, lo que es clave, la cocción, que solo en tierras del Urgel saben hacer.
El resto de la carta es de un nivel bueno y ofrece cocina de mercado de ámbito nacional. Ofrecen pescados de gran calidad. Tienen una aceptable bodega y un servicio muy atento. El nombre de este restaurante no inspira la cocina que sirven; sin embargo, sí lo hace la arquitectura que lo acoge. Los clientes son mayoritariamente empresarios, profesionales de la ciudad y algunos turistas en tránsito hacia estaciones de esquí en el Pirineo. El precio aproximado por comensal es de 50 euros.
