Virrey, confort parisino

El restaurante Virrey está situado en una emblemática esquina madrileña, en la confluencia entre la calle Almagro y la calle Zurbarán, una de las mejores zonas del barrio de Chamberí, que a su vez es uno de los mejores barrios de Madrid. Estas calles y las aledañas están llenas de firmas de abogados tan reconocidas como Cuatrecasas, Linklaters, BDO, Balms, Garrido y un largo etcétera. Estas firmas de abogados comparten sus edificaciones con inmuebles destinados a uso residencial de lujo.

A menos de 100 metros de Virrey se encuentra el Hotel Santo Mauro, uno de los más exclusivos de Madrid. Con este entorno, es fácil imaginar el tipo de público que suele frecuentar este restaurante: profesionales y empresarios de prestigio, y turistas de alto poder adquisitivo.

Virrey está decorado como los restaurantes parisinos de barrios burgueses. La iluminación es excelente: cálida, acogedora y suficiente para ver lo que el comensal come. Las mesas están bien vestidas y, como suele suceder en París, un poco demasiado juntas. El servicio está muy bien uniformado, lo que cada día es menos frecuente, y la verdad es que se agradece. No hay cosa más incómoda que no distinguir a un camarero de un cliente. El servicio, sin embargo, es un poco escaso cuando el restaurante está lleno, en especial para los comensales que ocupen el comedor lateral interior.

(Imagen: Virrey Restaurante)

Su oferta gastronómica es buena y está bien cuidada. Cometen el error de poner en las mesas un panecillo semicortado en cuatro trozos, lo que obliga a los comensales a utilizar las manos para compartirlo, cosa que resulta especialmente incómoda y poco higiénica cuando se trata de comidas de compromiso o entre personas que se conocen poco. A pesar de ello, el pan es de calidad.

Se puede pedir una lata de mejillones Ramón Franco, que son de excelente calidad. Destacan las ostras francesas. Ofrecen unos canelones al estilo barcelonés, con bechamel pero de merluza, que son extraordinarios y seguro que los habría aplaudido el difunto Conde de Barcelona. Muy destacable su ensalada de pimientos de cristal con ventresca de bonito de costera, absolutamente recomendable. Su escalope de ternera compite por su calidad con el famoso escalope del madrileño restaurante La Ancha. Igualmente son destacables su steak tartar y su tartar de atún.

Entre los acompañamientos, hemos de destacar la posibilidad de pedir patatas soufflé (especie en extinción), que las hacen tan bien como en el reputado y clásico restaurante Horcher, de Madrid.

La bodega está muy bien organizada. El precio aproximado por comensal ronda los 65 euros.